Dwight Howard ingresa al Salón de la Fama de la NBA: una carrera de estadísticas históricas

15.7 puntos y 11.8 rebotes por partido en toda su carrera, una hazaña que solo otros 13 jugadores en la historia de la NBA han logrado. Todos ellos, sin excepción, terminaron en el Salón de la Fama. Ahora, Howard se une a ese selecto grupo.
El exjugador, quien durante años cargó con el peso de ser excluido del equipo del 75 aniversario de la NBA, finalmente recibe el reconocimiento que muchos consideran tardío pero merecido. Este fin de semana, el pívot será inmortalizado en el Salón de la Fama del Baloncesto Naismith Memorial, poniendo el broche de oro a una carrera llena de logros: ocho veces All-Star, cinco veces campeón de rebotes, dos veces líder en tapones y el único en ganar el premio al Mejor Defensor del Año en tres temporadas consecutivas.
"Lo que más me enorgullece es haber mantenido mi nivel durante tanto tiempo", confesó Howard en una entrevista reciente. "Quiero que la gente recuerde que siempre di todo en la cancha, sin importar las circunstancias".
No estará solo en esta ceremonia. Carmelo Anthony también será homenajeado, tanto por su trayectoria individual como por su participación en el "Equipo de Redención" que llevó a Estados Unidos al oro olímpico en Beijing 2008. La lista de inductees incluye además:
"Fue absurdo que no estuviera en el Top 75", declaró Stan Van Gundy, su exentrenador en Orlando, con quien no siempre tuvo la mejor relación pero que ahora coincide en que este honor estaba cantado. Los números lo respaldan: solo Elvin Hayes igualó sus promedios de puntos, rebotes y tapones al retirarse.
El discurso de Howard promete ser emotivo. Cuando fue incluido en el Salón de la Fama del Orlando Magic a principios de año, alternó entre risas y lágrimas al recordar sus ocho temporadas con la franquicia que lo draftó como primera elección en 2004. Esta vez, con el reconocimiento máximo en juego, es probable que el pívot no pueda contener su orgullo al fin ver su nombre entre los grandes.
Lo que hace más especial este momento es que Howard no tuvo que esperar: entró en su primer año de elegibilidad, un detalle que cierra con broche de oro una carrera que, pese a los altibajos, siempre se midió por su impacto estadístico. "Está sucediendo", dijo con una sonrisa. "Doble reconocimiento, como jugador y como olímpico. No podría pedir más".