"Habla del atractivo de Dublín y de Irlanda para esa audiencia de Estados Unidos", reveló Henry Hodgson, gerente general de la NFL para Reino Unido e Irlanda, en una entrevista exclusiva. Los números respaldan su entusiasmo: el 33% de las solicitudes de boletos provino de aficionados estadounidenses, un porcentaje inusual para encuentros internacionales. "Normalmente verías que la mayoría proviene del mercado local", admitió.
Los detalles que hacen único este evento:
- Raíces que conectan: Los Steelers no llegan como visitantes. La familia Rooney, dueña del equipo, tiene ascendencia irlandesa y hasta abrió una tienda oficial en la ciudad.
- Inversión millonaria: El gobierno irlandés destinó 9.95 millones de euros (11.5 MMDD), argumentando un retorno económico de 64 millones. La polémica no se hizo esperar: "Son gigantes comerciales... que no cobren a los irlandeses", criticó el columnista Dave Hannigan.
- Logística de otro nivel: El estadio redujo su aforo de 82,300 a 75,000 butacas. "Un equipo de la NFL ocupa cuatro áreas donde usualmente van dos equipos gaélicos", explicó Alan Milton de la Asociación Atlética Gaélica.
Más que un partido, es una apuesta estratégica. La
NFL evalúa convertir a
Dublín en sede recurrente, aprovechando que
30,000 visitantes internacionales llegarán esta semana. El
Croke Park, acostumbrado a los gritos del fútbol gaélico, ahora resonará con tackles y pases largos.
"El interés es fenomenal", sentenció Milton mientras ajustaban los últimos detalles del campo, modificado tras años de albergar sólo conciertos y deportes locales.
La transmisión alcanzará hasta 20 millones de televidentes solo en EE.UU., según cifras oficiales. Una vitrina global para Irlanda, aunque algunos cuestionen el costo. Mientras, en Pittsburgh y Minnesota, las maletas ya están listas: los aficionados viajan con la certeza de que, por un domingo, Dublín será territorio de la NFL.
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