México, DF
Este mes, junto con El día de la princesa, Walt Disney lanza en su colección diamante -en formato Blu-ray y DVD-Blanca Nieves y los siete enanos.
¿Por qué tanto alboroto por una cinta que hemos visto tantas veces? Bueno, en cierta forma, precisamente por eso. Pero vamos por partes:
Érase una vez... que había un hombre decidido a hacer un largometraje animado en el período entre la Primera y la Segunda Guerra Mundial. Aquellos que lo rodeaban y que seguían de cerca lo que hacía declararon que estaba loco, que nadie pagaría por ver una caricatura de más de una hora, considerando la situación que imperaba y el hecho de que la animación no pertenecía a la pantalla grande.
Sin embargo, el hombre, que era Walt Disney, no escuchó burlas ni advertencias, y siguió adelante con su plan: realizar la historia de una joven princesa que tiene una madrastra de miedo y termina viviendo en el bosque con siete enanos, pero el asunto no era una empresa fácil. Para empezar, animar animales era pan comido, pero animar humanos... harina de otro costal. Entonces Disney contrató a Marge Champion, en ese entonces de 14 años, como modelo live-action para que sus artistas lograran lo imposible: darle credibilidad a la gente en dibujitos.
Los movimientos de Marge fueron filmados en una cámara de 16 mm y luego “calcados” por los animadores, quienes después los retrazaron para darles el mismo carácter o cualidad que al resto de los personajes. Pero la colaboración de la chica llegó más lejos, dando ideas sobre lo que el personaje haría -o no- en cada situación. Otro lado difícil de la animación fue darle una personalidad y nombre a cada enano, haciendo que fueran fácilmente identificables por la audiencia (por cierto, cada uno representa un tipo de personalidad de acuerdo con el famoso eneagrama -Blanca Nieves y su madrastra lo completan).
Por otra parte, el aspecto técnico probó ser igual de complicado. Para evitar la apariencia de caricaturas planas y unidimensionales, los estudios Disney utilizaron la cámara multiplanos, inventada por William Garity en 1937, y patentada por la empresa.