México, DF.
La actriz acaba el rodaje de Más negro que la noche y el viernes estrena la cinta No sé si cortarme las venas o dejármelas largas.
Todo parece indicar que Zuria Vega es la musa de un joven director, que responde al nombre de Manolo Caro, pero en las últimas semanas la chica ha tenido pensamientos de inseguridad como actriz.
Hay que ir por partes. El pensamiento de no ser buena en los escenarios es en broma y se lo ha generado la cinta de terror Más negro que la noche, un remake de 1975 cuyo rodaje terminó ayer en locaciones del DF.
La razón, comenta le entrevistada de 24 años, es la responsabilidad de comportarse de manera que nadie haría normalmente.
La película sigue la anécdota de la venganza de una mujer mayor, luego de la muerte de su mascota favorita, de color negro.
“De pronto te sientes la peor actriz del planeta, eso de pasar por una pared, ver un gato y caerte (de miedo), bueno, pues eso no pasa, dudas mucho y piensas, ¿lo estoy haciendo bien?”, dice LA ACTRIZ divertida.
En la cinta dirigida por Henry Bedwell, comparte créditos con Adriana Louvier, Eréndira Ibarra y José María Torre.
La realidad
En términos profesionales, los últimos años han sido buenos para la hija de Gonzalo Vega y hermana de Marimar.
Para la pantalla grande ya protagonizó Sin ella, al lado de Luis Roberto Guzmán y el viernes estrena No sé si cortarme las venas o dejármelas largas, versión cinematográfica de la obra de teatro en la cual también participó y que recorrió 30 ciudades de México.
Manolo Caro, su director, la llevó no solamente a ambos proyectos, sino que la sumó a las puestas Sin cura y Cama para dos, proyecto último de comedia que estrena el próximo 20 de septiembre.
Zuria sonríe cuando se le pregunta si es la musa de Caro.
“Yo no me río fácil, la comedia y yo no somos amigos, pero la manera en que se burla Manolo del ser humano me encanta”, comenta.
En No sé si cortarme las venas o dejármelas largas, de la cual también es productora asociada, interpreta a alguien que desea ser cantante y está casada con alguien peculiar (Luis Gerardo Méndez), con quien vive en un edificio.
Un día entabla relaciones con sus vecinos: una pareja de judíos (Raúl Méndez y Ludwika Paleta), un futbolista retirado a causa de una lesión en su pierna (Luis Ernesto Franco) y una española (Rosy de Palma).
De ese encuentro saldrán muchas verdades para todos.
“(En la vida real) He tenido problemas con vecinos que hacen fiestas ¡que no manches!”, dice Zuria.
“De pronto no conoces a la gente, me ha tocado estar uno o dos años en un lugar donde no sabes de nadie; el otro día iba con un vecino en el elevador y lo vi malencarado, dije ok, qué payaso, luego me enteré que había llevado a bañar a su perro y lo habían ahorcado”.