Cd. de México.
Bastaron tres películas para que el actor Brad Davis se convirtiera en una de las grandes promesas de Hollywood, hasta que la fama y los excesos le cobraron factura a los 41 años con su propia vida, hace 22 años, el 8 de septiembre de 1991 en Los Ángeles, California.
Su muerte en la cima se debió a la pandemia de finales del Siglo XX: el sida. Sin embargo en una biografía escrita en 1997 por su viuda, Susan Bluestein, se afirma que Brad no era homosexual y que si bien consumía cocaína, no era adicto a la heroína (droga que por requerir jeringas facilita el contagio del mortal virus).
El histrión debuto en la televisión en 1976 en Sybil y dos años después alcanzó la gloria con su impresionante y memorable actuación de Billy Hayes, en Midnight Express, de Alan Parker, basándose en la historia de un estadunidense detenido por posesión hachís en el aeropuerto de Estambul, Turquía, y fue sentenciado a 30 años de prisión por tráfico de drogas, siendo sometido a vejaciones en un ambiente infrahumano.
Esa estremecedora actuación le valdría nominaciones en 1979 al Globo de Oro y al Bafta, mientras que el Oscar lo ingnoró en sus postulaciones.
En 1981 Brad destacó en el papel de corredor en la cinta Chariots Of Fire (Carros de Fuego), de Hugh Hudson, basada en la historia real de los atletas británicos preparándose para competir en los Juegos Olímpicos de París 1924.
El escándalo llegaría a su carrera a través de su colaboración con Rainer Werner Fassbinder en la polémica Querelle, un testimonio sobre la homosexualidad que desde su estreno en 1982 se mantiene como icono del cine gay.