Madrid, esp
La familia no pudo tener la intimidad que habían pedido al entrar cientos de personas al panteón.
Miles de vecinos, admiradores y compañeros, entre ellos los guitarristas John Mclaughnin y Vicente Amigo despidieron hoy a Paco de Lucía en Algeciras (Cádiz, sur), su localidad natal y en la que fue enterrado tras tres jornadas de itinerario fúnebre iniciado en México.
La familia de Paco de Lucía y sus más allegados, entre ellos la cantaora Estrella Morente, no pudieron tener en el cementerio la intimidad que habían pedido para este momento porque, tras la entrada del cortejo al camposanto, cientos de personas siguieron sus pasos para vivir de cerca, en absoluto silencio y respeto, el sepelio.
Escoltados por agentes policiales y seguidos por un séquito de dieciséis vehículos llegaban al antiguo cementerio municipal sobre las 14:55 horas desde la iglesia de Nuestra Señora de la Palma, de la que Paco de Lucía era devoto y donde hoy se vivió durante el funeral uno de los momentos más emotivos y especiales de todo el recorrido fúnebre.
Fue al final de la misa, cuando Remedios Amaya cantaba una seguiriya, el cante flamenco del dolor y el desgarro: “Las cuerdas de la guitarra están llorando, lloran por seguiriyas, por Paco de Lucía”. Se trata de una emotiva versión de la única pieza en la que Paco de Lucía, que siempre deseó haber sido cantaor, se lanzó a grabar su voz.
Fue en Cositas buenas, un disco que compuso tras la muerte de su madre y en la que cantó esa seguiriya que compuso para ella, “Por Lucía”. De ella tomó el nombre artístico quien en realidad se llamaba Francisco Sánchez Gómez.
“Tu gran labor ha sido convertir al flamenco en un lenguaje global”, aseguró en el funeral el británico John Mclaughin, otra celebridad mundial de la guitarra.
Mclaughin, que en 1979 unió su guitarra a la de Paco de Lucía, ha sido uno de los muchos artistas, sobre todo flamencos, que acompañaron a la familia de Paco de Lucía desde que su féretro llegara de madrugada desde la capilla ardiente celebrada en el Auditorio Nacional de Madrid a la ciudad en la que el guitarrista nació hace 66 años.
Curro Romero, Farruquito, Rancanpino, David de Jacoba, Rubio de Pruna, Massiel, Fosforito, Capullo de Jerez, Diego Carrasco y Cristina Hoyos fueron algunos de los muchos que desfilaron, junto a miles de algecireños, por la capilla ardiente abierta durante doce horas en el Ayuntamiento de Algeciras.
En una jornada de tenue lluvia, como un llanto que se ha ido intensificando a lo largo de la mañana, el féretro salió del Ayuntamiento portado por familiares y compañeros como Vicente Amigo, Tomatito y Raimundo Amador, algunos de los cuales velaron toda la noche el cuerpo.
Desde allí recorrieron los aproximadamente quinientos metros que separan el Ayuntamiento de la iglesia, entre aplausos, jaleos y gritos como “Paco, te queremos” y “Paco, eres el mejor” de los miles de vecinos de Algeciras congregados.
Tras el funeral, la comitiva fúnebre desplazó en vehículos hasta el cementerio, en el que también están enterrados los padres del guitarrista. Un camposanto que el músico visitó el pasado agosto cuando, aprovechando un concierto que ofreció en el castillo de San Sebastián de Cádiz, hizo la que posiblemente fue su última y fugaz visita a su ciudad natal.
Allí llevó flores a la tumba de sus padres y comentó lo “acogedor” que le parecía el lugar, erigido en 1848 junto al mar, según ha recordado hoy el alcalde de Algeciras, José Ignacio Landaluce. No ha podido ser sepultado junto a sus progenitores como se había previsto porque el féretro en el que fue trasladado desde México era demasiado grande.
Una veintena de coronas de flores cubre totalmente la tumba en la que ya descansa el guitarrista, en cuya lápida se han inscrito su nombre civil y el artístico.
La familia del guitarrista, agotada tras una “gira” fúnebre que se inició en México, donde el guitarrista falleció el pasado miércoles a consecuencia de un infarto cuando jugaba al fútbol en la playa con su hijo pequeño, ha concluido con su entierro. La última “gira” de Paco de Lucía, la que ha dejado en silencio su guitarra.