Tokio, Jap
El santuario honra a 14 líderes japoneses condenados como criminales de guerra.
El cantante pop canadiense Justin Bieber, quien se ha visto envuelto en varias polémicas, se disculpó el miércoles por la visita a un santuario de Tokio que está en el medio de una amarga disputa internacional sobre una agresión de Japón en tiempos de guerra.
Bieber, de 20 años, publicó una foto en las redes sociales visitando el Santuario Yasukuni de Tokio bajo el título: “Gracias por sus bendiciones”.
La foto fue posteriormente eliminada, aunque fue publicada en otros sitios de internet, incluyendo un grupo de seguidores de Bieber, y fue criticada por Corea del Sur y China.
El santuario honra a 14 líderes japoneses condenados como criminales de guerra tras la Segunda Guerra Mundial además de a los fallecidos nipones en la guerra. Las visitas de los políticos locales al lugar molestan a las víctimas de las agresiones pasadas, incluyendo a Corea del Sur y China.
Las autoridades chinas han comparado las visitas de los políticos al santuario con la idea de los políticos alemanes dejando flores en el búnker de Hitler.
El tema de Yasukuni está especialmente candente esta semana, ya que cerca de 150 legisladores y el primer ministro Shinzo Abe hicieron un ritual de ofrenda en el festival de primavera anual del santuario.
Más tarde Bieber dijo que había visitado Yasukuni por error, después de descubrir un santuario bonito y pedirle al conductor que se detuviese, creyendo que “era solo un lugar de oración”.
A cualquiera que haya ofendido, lo siento muchísimo”, escribió en su cuenta de Instagram. “Te quiero China y te quiero Japón”, agregó.
El portavoz del ministro de Relaciones Exteriores chino, Qin Gang, dijo que esperaba que Bieber hubiese aprendido algo de su visita.
Espero que este cantante canadiense, después de visitar el Santuario Yasukuni, puede entender y conocer el periodo militarista de la historia de la invasión de Japón”, dijo Qin.
Bieber es popular en ciertos grupos de China y ha actuado allí. Sin embargo, su popularidad no se acerca a la de las estrellas de Hong Kong y Taiwán que muchos chinos jóvenes idolatran.