Roma, Ita.
La socialité y el rapero se casaron en la Fortaleza Belvedere, en Florencia, Italia.
La socialité Kim Kardashian y el rapero Kanye West por fin están casados. La pareja contrajo nupcias en la Fortaleza Belvedere, un castillo medieval ubicado en Florencia, Italia.
El pastor Wilkerson Jr. —de Miami— realizó la ceremonia religiosa, una de las más sonadas de los últimos años y que fue planeada por Sharon Sacos, quien también realizó el baby shower para esperar a Norte, hija de Kim y Kanye.
De acuerdo a People, antes del enlace se pudo ver a un nervioso Kanye West, que no paraba de beber sorbos de una botella de agua. “Él sabía claramente la gravedad de lo que estaba a punto de hacer. Esta mañana fue todo sonrisas, pero a medida que se acercaba la ceremonia, se podía ver que los nervios lo acompañaban”, narró un asistente a la boda.
Kardashian deseaba casarse en el Palacio de Versalles, en Francia. Sin embargo, no obtuvo el visto bueno de las autoridades, por lo que la unión se realizó en Italia, aunque sí se festejó un previo.
La pareja, que llegó a Europa para festejar sus bodas por todo lo alto, se ofrecieron de regalo unas horas la escena del célebre castillo de Versalles para una fiesta privada en trajes de época, antes de viajar a Florencia.
Kim, de 33 años, vestida de blanco y con el cabello recogido en un moño, y Kanye, de 36, con un traje crema, visitaron el lugar en compañía de sus amigos. Bajo la mirada de unos veinte periodistas y de un centenar de curiosos se llevaron a cabo los preparativos: varios empleados descargaban material de sonorización y enormes ramos de flores. También llegaron caballos adornados de vivos colores, caballeros con sombreros de plumas, mosqueteros con pelucas y extras vestidos a la antigua.
Kim y Kanye, que deseaban lugares de prestigio para celebrar sus bodas, decidieron hacer una fiesta privada en el castillo de Versalles. Antes, a comienzos de la tarde, habían ofrecido un brindis a unos 50 invitados en el castillo de Wideville, cerca de París, en la primera etapa de una maratón nupcial y mediática que debía llevarlos, tras el castillo de Versalles, a Italia.
Llegaron a Wideville, residencia del siglo XVII, propiedad del modisto italiano Valentino, en un cortejo de una decena de berlinas negras con los vidrios ahumados. Valentino había llegado a mediodía a bordo de una limusina negra. La boda podría reportar a la pareja hasta 21 millones de dólares gracias a los patrocinadores que aceptaron asociarse a esta unión, pero igualmente gracias a la venta de fotos exclusivas de la ceremonia, según informaciones.