Alejandro González Iñárritu ‘Mi propio Birdman me dijo ¡tómala!’

El mexicano ganador de tres estatuillas Oscar asegura que su ego ‘ahora es un pequeño canario, un pequeño parajillo’

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El mexicano ganador de tres estatuillas Oscar asegura que su ego ‘ahora es un pequeño canario, un pequeño parajillo’.
Parece una ironía, es como si mi propio Birdman me dijera ‘¡tómala!’, a ver qué hace tu ego con tres Oscares”, dice el director mexicano Alejandro González Iñárritu con ésa, su efervescente y sarcástica inteligencia.
Los premios inevitablemente lo emocionan. Birdman, esa obra de arte que es, ante todo, un tratado artesanal sobre el ego”, sus virtudes, sus trampas y su trenzado existencial, se llevó cuatro Oscares el 22 de febrero pasado. Esta película es para ser vista no en 2, 3 o 4D, si no en múltiples dimensiones: sólo así se le comprende.
Cuando aprendemos a reírnos de nosotros mismos y de nuestras miserias, se entienden mucho más claras las cosas”, explica Iñárritu sobre sus puntos de vista que, con sentido del humor, incluyó en la película protagonizada por Michael Keaton.
De todo y tanto, del arte, de los espejos narrativos, de los guiños biográficos, de los farsantes del arte, de las visitaciones literarias en Birdman... y sí, del gobierno que merecemos”.
Estoy muy contento, ¿Cómo podría estar? La verdad es que estoy muy agradecido y sorprendido, con una sensación extraordinaria de que la película haya tenido la recepción que tuvo. Y la premiación y el reconocimiento, y haberlo celebrado, sobre todo, con todo el cast, amigos y familia, creo que es lo más valioso de todo”, afirma Iñárritu.
No esperaba ganar un Oscar aunque, dice, sabía que tenían la posibilidad. Yo sabía que podíamos tener uno o dos. Yo sabía, por lo menos, tenía la seguridad de que El Chivo (Emmanuel Lubezki) iba a ganarlo, porque era evidentísimo. No tenía la menor duda. Pero de los otros premios yo sabía que podíamos aspirar a uno, pero jamás me imaginé que ganaríamos los tres principales y esa fue una sorpresa muy grande”.
—Paradójicamente, haciendo un tratado (porque eso es Birdman, un tratado sobre la conciencia del yo, sobre el ego y sus patologías tantas) justamente ahí es dónde González Inárritu consiguió lo que su ego siempre habría buscado…
¡Claro! (risas). Lo paradójico para mí es que en esta exploración y, tratando de alguna forma de controlar los demonios del ego, resulta curioso, tremendamente irónico que esta película me haya brindado ese reconocimiento que, precisamente, al ego le encanta. La competencia, el derrotar a otros… Es como si mi propio ego, mi propio Birdman me hubiera dicho ‘¡tómala!, a ver qué haces con tus tres Oscares’. Yo me río mucho de esto, es una ironía total.”
— ¡Por supuesto! Y es que, además, es una profecía autocumplida. Así como Riggan Thomson al darse un balazo derrama su sangre en el escenario y así es como emprende el vuelo, parece que Alejandro González Iñárritu estuvo dispuesto a darse un balazo y hacer correr su propia sangre (y la todo Hollywood) en la pantalla grande... Así es como se consagra González Iñárritu y genera un antes y un después para la industria del cine...
Sí, bueno, el ser artista es eso. Me acuerdo que Michael Keaton me preguntaba: ‘para ti Riggan Thomson, ¿es un buen actor o un mal actor?’, y yo le decía que no sé sí es malo o bueno, para mí es un artista que tiene una necesidad de decir algo, que tal vez no sabe cómo articularlo, pero que tiene mucho que decir y debe descubrirlo. Y que está dispuesto a aventarse al precipicio para ello; que está dispuesto a desnudarse, a montar un teatro desnudo y a darse un balazo para comunicar algo. Eso es ser un artista y esa es su naturaleza. Ser artista es hermoso, pero también muy duro, porque implica sacrificios. Y sí, hay una cantidad de espejos en el espejo en esta película, y yo aprecio a quien lo aprecia, porque no es fácil, pero bueno, para quien ha estado ahí, es fácil ver esas reflexiones”.
Los espejos: Keaton se hizo muy famoso personificando a Batman. Una analogía, un guiño a su propia carrera —sin dejar de lado la parte proyectiva de la biografía del propio Iñárritu—. ¿Cómo tomó Keaton hacer Birdman con todo este contenido, con todo el peso filosófico tras haber sido Batman por tantos años?.
Yo creo que hay dos procesos distintos, como yo lo entiendo —porque ésta sería en realidad una pregunta para Michael—. Por como yo lo viví y lo entiendo, por un lado Michael está por encima de esa percepción que todo el mundo tiene de que él durante 20 años estuvo en un lugar oscuro esperando otra vez la luz de la popularidad, y que, de pronto, este momento le llega y ante tanta espera y ansiedad de un actor que necesita reconocimiento, lo tiene.  Es un juego de espejos, porque Birdman es, sobre todo, una cinta profundamente literaria, con diversas referencias de principio a fin. Con Birdman descubrimos que González Iñárritu es un extraordinario lector.
El subtítulo de la película: la inesperada virtud de la ignorancia, me explica Iñárritu, es la síntesis del personaje”.
El personaje de Riggan Thomson es una contradicción con patas. Es una persona que tiene comúnmente dos sentimientos, dos pensamientos o dos ideas o intenciones contrarias, opuestas todo el tiempo. Y eso es lo que le causa una gran angustia, pero también es la definición de la inteligencia del ser humano. La posibilidad de tener dos ideas opuestas y poder funcionar. Esa es la complejidad y la dificultad de ser bidimensionales. Y es la forma de que él se avienta a un lugar, a un territorio que él desconoce. Se desprende de todo lo que él había conocido, que eran todas esas películas de superhéroes para meterse a un nuevo territorio y él ignora el proceso. Todo esto se transforma en una virtud. La virtud de conocerse a sí mismo, en sus propias limitaciones y posibilidades.

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