Hablando de cine clubes

Los verdaderos fanáticos del cine no dejan de asistir a las salas comerciales a ver las grandes producciones de Hollywood, pero tampoco se limitan a ese espacio establecido, sino que se adentran a conocer y apreciar el séptimo arte que no llega a las pantallas de las grandes empresas

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Nogales.

Los verdaderos fanáticos del cine no dejan de asistir a las salas comerciales a ver las grandes producciones de Hollywood, pero tampoco se limitan a ese espacio establecido, sino que se adentran a conocer y apreciar el séptimo arte que no llega a las pantallas de las grandes empresas.
Que una película esté en las salas comerciales no implica que veremos un cine de calidad, así como tampoco podemos asumir que si un largometraje nunca apareció en cartelera es por malo.
Hoy se mantiene vivo el dilema y conflicto en relación a la línea que separa al cine comercial y el llamado cine de arte o independiente, sobre si uno es mejor que el otro, si uno es vacío y meramente comercial y el otro es profundo, transgresor y trascendental.
Igualmente, en ese mismo debate, hay quien hace la separación argumentando que uno simplemente te divierte o entretiene y el otro te hace pensar”. Yo soy de la idea de que efectivamente existe el cine comercial y existe el cine de arte. Eso no me causa conflicto alguno. Muchos productores, estudios y empresarios ven una verdadera oportunidad de hacer dinero de una película. Siempre ha sido así. Pero también hay de productores a productores. Hay quienes no dejan de pensar en el dinero, pero bajo el entendimiento de que para sacar dinero hay que entregar un buen producto, una pieza estética y artística en todo sentido. Y hay productores que simplemente se basan en una fórmula ya establecida que asegura siempre montones de dinero: mujeres esculturales semidesnudas, hombres musculosos, autos, explosiones, sexo y un montón de peleas a lo tonto (inmediatamente me viene a la cabeza la saga  de ‘Rápido y furioso’).     
Y por el lado del llamado cine de arte podemos encontrar películas que, algunas entre la censura y el escándalo, llegan a obtener grandes ganancias en taquilla y se vuelven éxitos comerciales (como en su momento sucedió con ‘La última tentación de Cristo’ o ‘El Mariachi’).
¿A dónde voy con esto? Mi punto es que no todo el cine comercial es malo ni todo el cine de arte o independiente es por definición bueno. Es importante entender la diferencia entre estos tipos de cine, pero sin verlos como antagónicos. Después de todo hay grandes producciones comerciales que nos pueden hacer pensar y hay cine independiente que simplemente nos entretiene.  
Lo que me lleva de nuevo a mi primera afirmación: Los verdaderos fanáticos del cine no dejan de asistir a las salas comerciales, pero tampoco se limitan a ese espacio establecido. Y así como un lector de literatura que quiere algo  más allá de lo que ofrece el menú oficial y crean clubs de libros o salas de lecturas, nacen también los cine clubs. Cinéfilos que buscan acercarse a un tipo de cine independiente y promoverlo entre amigos, compañeros de trabajo, escuela o vecinos y se van haciendo de un acervo de películas independientes que proyectan de manera itinerante, callejera o en espacios establecidos y que anexan a la experiencia de la película una charla o intercambio de opiniones, inclusive cursos o  talleres.
En Nogales tenemos la loable labor de Jorge Juvenal (y de varios colaboradores), quien contra viento y marea administra Arte Cinema Cine Club, donde se imparten talleres y se proyectan ciclos de buen cine, siendo una gran alternativa a lo que nos  podemos encontrar en las salas comerciales.
A nivel estatal podemos hablar del trabajo que por más de dos décadas ha  llevado a cabo Primera Toma Cine Club, liderado por Nina Mier y Socorro González desde Puerto Peñasco y que anteriormente tenía su sede en Hermosillo en las instalaciones de la Universidad de Sonora.
Pero si hablamos a nivel estatal, no podemos dejar de lado el trabajo de Mónica Luna, argentina de nacimiento pero Sonorense por convicción, quien por décadas ha apoyado, investigado, enseñado y producido cine en nuestro estado, y quien hoy coordina y capacita a una importante cantidad de personas que administran cineclubs en Sonora; de hecho hoy concluye, en Nogales, la Reunión de Red de Cineclubes de Sonora Zona Norte, el cual se llevó a cabo en Imfoculta y fue en gran medida organizado por Mónica.
En el Diccionario de la Real Academia Española encontramos que un cineclub es una asociación para la difusión de la cultura cinematográfica, que organiza la proyección y comentarios de determinadas películas”
Pero si a usted hasta este momento no le ha quedado del todo claro lo que es un cineclub a pesar de la Real Academia, le comparto la acertada descripción que hace Víctor Morillas, cinéfilo y promotor mexicano de cineclubs:
Los valores agregados que ofrecen los cineclubs, van desde la presentación verbal de la película, información técnica, debates o pláticas; algunas veces se incluye la presencia de los realizadores de las cintas, además de la posibilidad de proyectar materiales que difícilmente tienen cabida en otros espacios de exhibición, así como la organización de las proyecciones en ciclos, retrospectivas, homenajes, maratones, entre otros. Organizar un cineclub va más allá de simplemente proyectar películas, es una labor que implica dedicación, conocimientos y sobre todo mucha pasión por el cine.”
Si usted tiene curiosidad de conocer el cine de arte o cine independiente, acérquese a su cine club más cercano, o de plano inicie el suyo.

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