Florida reduce requisitos de vacunación escolar en medio de polémica

Tras el revuelo inicial, las autoridades estatales aclararon que solo cuatro vacunas dejarán de ser obligatorias para el ingreso a escuelas: hepatitis B, varicela, neumococo conjugada y Haemophilus influenzae tipo b (Hib). El resto —incluyendo polio, sarampión y tétanos— seguirán siendo requisito.

"Esto no es el fin de los mandatos, es el principio de una conversación más amplia sobre libertad médica", declaró Joseph Ladapo, cirujano general de Florida, durante un evento en Tampa donde comparó las políticas de vacunación con formas de opresión. Sin embargo, los detalles revelan un cambio menos radical de lo anunciado inicialmente.

Según documentos obtenidos por este medio, el Departamento de Salud de Florida confirmó que:

• La modificación entrará en vigor dentro de 90 días
• Las clínicas escolares seguirán ofreciendo todas las vacunas
• Los padres podrán mantener los esquemas completos si así lo deciden

La medida ha desatado una tormenta política. Mientras el gobernador Ron DeSantis la enmarca como una victoria contra el "autoritarismo sanitario", médicos como la Dra. Rana Alissa de la AAP advierten: "Estamos jugando con fuego. Las enfermedades erradicadas podrían resurgir en parques, cines o salones de clase".

Entre los casos que han conmovido a la opinión pública está el de Ashlee Dahlberg, madre de Indiana cuyo hijo de 8 años murió en abril por complicaciones de Hib. "Lo contrajo de un compañero no vacunado", relata. Su testimonio aparece en una petición con más de 18,000 firmas que pide revertir la decisión.

Los datos oficiales muestran que Florida ya tenía antes de este cambio:

• 5.1% de niños sin vacunar en kínder (vs 3.6% nacional)
• Exenciones permitidas por razones religiosas desde 2017
• Brote de sarampión en 2018 vinculado a comunidades con baja vacunación

Mientras tanto, en Washington, el nombramiento de Robert F. Kennedy Jr. al frente del HHS ha dado oxígeno a los movimientos antivacunas. Su agenda ya se refleja en Florida con la creación de MAHA, una comisión que busca alinear las políticas estatales con su visión de "libertad de elección médica".

Lo que queda claro es que este no es un debate terminado. Las aulas floridanas se convertirán, sin quererlo, en laboratorios sociales donde se pondrá a prueba un experimento arriesgado: ¿hasta dónde puede estirarse la cuerda de las libertades individuales antes de que la salud colectiva se resquebraje?

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