Los lobos, una carta de amor a la figura materna

La película mexicana de Samuel Kishi Leopo aborda el tema de la migración, pero sobre todo de los fuertes lazos familiares

Los lobos, una carta de amor a la figura materna
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Cuando el director mexicano Samuel Kishi Leopo gestó su más reciente largometraje, Los lobos, tuvo como inspiración un recuerdo de su infancia, cuando su madre lo llevó, junto con su hermano, a migrar hacia Estados Unidos en busca de una vida mejor. A partir de tal anécdota nació la historia.

El filme aborda el tema de la migración desde la mirada de dos niños que libran el paso del tiempo, el confinamiento, la incomodidad y a veces el hambre, en un departamento rentado, del que no pueden salir, a la espera diaria del regreso de su madre, quien a la par vive largas jornadas laborales para obtener el sustento diario con el anhelo de regresar a casa.

El único sueño de los niños es ir a Disney y su única manera de luchar contra el aburrimiento y la ausencia es el juego, pero también la voz de su madre en una grabadora en la que ella, cada día, les deja reglas, aprendizajes y recomendaciones como el seguir siendo una manada de lobos, que aúllan, que no temen y que defienden su casa.

Así, Kishi reflexiona acerca de lo que viven las familias migrantes y hace un homenaje a las madres, quienes sostienen a su familia y de entre su cansancio sacan fuerza para continuar, movidas por el motor intrínseco del amor hacia los suyos.

Los lobos nació de una anécdota que nos pasó a mi mamá, a mi hermano y a mí cuando éramos pequeños. Mi mamá nos llevó a Estados Unidos en busca de una mejor vida. Nos llevó con poca ropa, una grabadora de cassette, algunos juguetes; rentó un departamento en un barrio bravo y nos tuvo que dejar mientras ella se iba a buscar trabajo. Cuando encontró trabajo, nosotros teníamos que hacer equipo.

Ella, de manera muy astuta, como en la película, hizo uso de esta grabadora para grabar cuentos, historias, las reglas de la casa, lecciones de inglés. Nos decía: ‘si me extrañan, pónganle play a la grabadora’. Así que mi hermano y yo construimos un mundo imaginario a partir de la voz de mi mamá. Más adelante ella se convirtió en periodista y locutora de radio.

Así que en Los lobos yo quise escribir una carta de amor a mi madre, basándonos en esta anécdota, y aparte todo esto fue llevado a un proceso de investigación. Fuimos a Santa Ana, California, a hablar con la comunidad migrante, y a Albuquerque, Nuevo México, donde filmamos. En esa investigación nos dimos cuenta de los puntos en común y de las sensaciones de la comunidad migrante, junto a lo que yo viví como niño migrante. Ahí floreció Los lobos, encontramos el camino y la ruta”, expresó Samuel Kishi Leopo en entrevista con Excélsior.

La película de 2019, ganadora del Ariel 2021 como Mejor Coactuación femenina para Cici Lau y Mejor Música Compuesta para cine de Kenji Kishi, hermano del director; además del Grand Prix a Mejor Película del Jurado Internacional de la sección Generation Kplus en la Berlinale 2020, entre muchos otros galardones en festivales nacionales e internacionales, vuelve a los ojos del público actualmente en la plataforma de streaming HBO Max.

Verla reflejada y proyectada en una pantalla grande, así como ahora en una plataforma como HBO Max, es un sueño hecho realidad. Es maravilloso poder llegar a más miradas. Es maravilloso porque como realizador lo que estás buscando es conectar, ser parte de esta cadena a la que llamamos humanidad. Nos ayuda a afrontar la separación de diferencias y sentirnos menos solos en este mundo, más acompañados.

Es bonito que se hable y se comente la película. Los premios en ello nos ayudan bastante, que pone en un escaparate a la película, para que pueda llegar a más miradas. Para eso sirven los festivales y estos premios”, dijo.

La película es protagonizada por Martha Reyes Arias, como Lucía, la mamá, y los debutantes hermanos Maximiliano y Leonardo Nájar Márquez, quienes fueron seleccionados de entre más de mil niños.

El proceso creativo para reflejar en pantalla el lazo maternal fue la convivencia previa entre los protagonistas, pues los niños, bajo el permiso de sus padres, vivieron un tiempo con Reyes Arias, quien además exploró las posibilidades de su personaje.

Cuando estábamos en proceso de los ensayos, Samuel me dio una primera versión del guion en la que la mamá era como de comercial, que llegaba con sus hijos y se reía. Me dio la sensación de que era muy falso, así que hablé con él y le dije: ‘¿no te gustaría que le hagamos el homenaje a tu mamá, completo?’. La pusimos en la realidad.

En Santa Ana me fui con ellos y me puse a trabajar en limpiar casas y oficinas. Me di cuenta cómo era el trabajo, cómo es de pesado, porque es de muchas horas y con el clima. Pensaba la ansiedad de estar tantas horas y con los hijos solos en casa.

Luego, llegar y saber que la casa será un desastre. Así que para mí fue importante navegar entre esas cosas, el cansancio, echándole ganas y a la vez, sintiendo un amor profundo por sus hijos, porque hacer esto de irse a buscar una mejor vida, el único aliciente y motivo es el amor por los niños y porque estén mejor”, señaló Martha Reyes Arias.

Leo Nájar Márquez, el niño menor, dijo que le gustó trabajar junto a su hermano Max, quien en la historia se vuelve un poco el padre que le enseña y lo cuida.

Me gustó mucho que Kishi nos invitó a este proyecto y trabajar con Martha y con Leo. Nos divertimos mucho. Los lobos son unos hermanos y el mayor tiene que cuidar al hermano pequeño, en lo que la mamá va a trabajar”, añadió Max.

La trama, producción de Inna Payán, se desarrolla 60% en un departamento. Es así que Samuel Kishi hizo uso del elemento de la animación para darle vida al imaginario de los niños. Tales imágenes fueron de la pluma inicial de los niños protagonistas, que dan pie a cómo salen” de su confinamiento y cómo perciben las nuevas circunstancias de vida con preguntas como dónde está papá, qué hace mamá todo el día y cómo nos enfrentamos a los monstruos del exterior.

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