La cantante se vio envuelta en un lío cuando su nueva mascota decidió devorar sus pasaportes y los de sus hijas, Ethel y Marnie.
El incidente provocó un caos total, pues sus hijas, que viven con ella y su esposo en Nueva York, se quedaron varadas en Estados Unidos sin posibilidad de viajar a Londres para ver a su papá. "El perro se comió los tres pasaportes, ¡incluso los visados!", dijo Allen en su podcast, "Miss Me?".
El problema se agravó por la pandemia de COVID-19, que convirtió el proceso de reemplazo de los documentos en una "pesadilla logística", según la cantante. "No podía ver al perro sin sentirme furiosa. ¡Arruinó mi vida!", expresó Allen, sin tapujos.
El incidente no solo afectó sus planes de viaje, sino que también la obligó a permanecer con el apellido de su exesposo, David Cooper, con quien tiene dos hijas. "Todavía tengo el apellido de mi exmarido porque es difícil viajar con los niños si no tienes el mismo apellido", explicó Allen.
A pesar de que la cantante se divorció de Cooper hace cuatro años, la situación le ha generado un sinfín de inconvenientes. La decisión de reintegrar al perro al refugio, aunque dolorosa, parece haber sido la única opción para Allen, quien no dudó en expresar su frustración por la situación.
Parece que la experiencia le dejó una lección a la cantante, "adoptar un perro no es un juego de niños" y lo aprendió de la peor manera, con el precio de un viaje familiar interrumpido y una carga burocrática que solo ella puede contar.