La cantante, argumentando que todos los asistentes tenían derecho a disfrutar del espectáculo, solicitó a la fanática que se sentara, afirmando que "no tienes que estarles tapando porque tienen también derecho de ver el espectáculo, dales la oportunidad… Yo no estoy en desacuerdo en que se paren a bailar, cuando tengan que bailar, yo los paro a bailar".
El incidente ha generado un debate acalorado en redes sociales. Mientras algunos criticaron la actitud de Ana Gabriel, considerándola "grosera" y "autoritaria", otros la defendieron, argumentando que buscaba velar por la comodidad de los asistentes que se encontraban en los asientos detrás de la fanática.
Ana Gabriel ha aclarado que durante sus conciertos hay momentos específicos en los que los asistentes pueden pararse e incluso bailar, pero que durante la interpretación de "las canciones que llegan", no era el momento adecuado.
La polémica ha resaltado la compleja relación entre artista y público. ¿Hasta dónde llega la responsabilidad de la cantante para garantizar el disfrute de todos los asistentes? ¿Es justificado humillar a un fanático por disfrutar de un concierto de una manera que no concuerda con la visión del artista?