Su ascenso meteórico como "el rey de los corridos" transformó el género con su voz distintiva y su talento único, pero su camino a la fama estuvo marcado por la violencia y la muerte.
Nacido Rosalino Sánchez en un rancho modesto en Sinaloa, México, Chalino fue el más joven de ocho hermanos. Su infancia estuvo marcada por la pobreza y la violencia, perdiendo a su padre a temprana edad. A los 15 años, tomó una decisión drástica para proteger a su hermana, disparando y matando a un hombre que la había abusado. Este acto lo obligó a huir de su hogar, llevándolo a Tijuana, donde se dedicó a actividades peligrosas como traficar inmigrantes hacia Estados Unidos.
En 1977, Chalino cruzó la frontera hacia Estados Unidos como inmigrante indocumentado para escapar de las autoridades mexicanas. Su vida en América fue una lucha constante, trabajando en granjas, lavando platos y vendiendo autos, incluso incursionando en el tráfico de drogas para sobrevivir. Fue durante este periodo que conoció a Marisela Vallejos, su futura esposa, y con quien tuvo dos hijos, Adán y Cynthia.
Su talento musical comenzó a florecer en prisión, donde compuso corridos para sus compañeros, muchos de ellos narcotraficantes. Su habilidad para contar historias y su estilo crudo resonaron con el público, y su reputación como compositor de narcocorridos comenzó a crecer.
A mediados de la década de 1980, su carrera dio un salto significativo cuando conoció a Ángel Parra, quien lo ayudó a grabar sus primeros demos. Sus canciones, grabadas inicialmente en copias limitadas, se extendieron rápidamente por boca a boca, y Chalino comenzó a ganar popularidad en el sur de California.
En 1989, firmó un contrato con Cintas Acuario, un pequeño estudio de grabación en Long Beach, California, propiedad de Pedro Rivera, padre de los reconocidos artistas Lupillo, Juan y Jenni Rivera. Este contrato consolidó su presencia en la industria musical y marcó el inicio de su éxito masivo.
Sin embargo, la fama de Chalino también lo llevó a situaciones peligrosas. El 25 de enero de 1992, durante una presentación en Coachella, California, fue atacado a tiros por un hombre que, bajo los efectos de drogas y alcohol, le exigió que interpretara la canción "El Gallo de Sinaloa".
Este incidente, aunque trágico, incrementó su fama. Sus ventas de discos y su rotación en radio se dispararon, y sus canciones, especialmente "Nieves de Enero", se volvieron aún más populares.
Pese a su creciente popularidad, Chalino se sentía cada vez más vulnerable. Su miedo por su seguridad lo llevó a distribuir sus armas a amigos y a vender los derechos de su música a Musart Records. Esta decisión le permitió a su familia comprar una casa, pero significó que no recibirían regalías futuras de su trabajo.
El 15 de mayo de 1992, durante una actuación en Culiacán, México, Chalino recibió una nota que, según se cree, contenía una amenaza de muerte. Aunque nunca se ha confirmado oficialmente, la nota causó preocupación en Chalino, quien la arrugó y continuó con su presentación.
Esa noche, Chalino fue interceptado por hombres armados que lo llevaron en contra de su voluntad. Su cuerpo fue encontrado al día siguiente, el 16 de mayo de 1992, con dos impactos de bala en la parte posterior de la cabeza. Su asesinato sigue siendo un misterio, y la investigación permanece clasificada como secreta.
A pesar de su muerte prematura, la música de Chalino continúa resonando en los corazones de sus fans. Su estilo auténtico, sus letras crudas y su capacidad para contar historias lo convirtieron en una leyenda, un ícono de la música regional mexicana.
Su legado sigue vivo, no solo en sus canciones, sino también en la influencia que ha tenido en la música moderna y en la cultura popular. Su historia, llena de tragedia y éxito, continúa fascinando a sus fans, quienes lo recuerdan como el "rey de los corridos", un artista único que marcó una época.