La interpretación de este personaje tan complejo, que marcó un hito en su carrera en 2004, le trae recuerdos imborrables de sus inicios y del legado artístico que ha heredado de su familia.
"Soñé con él (el cantautor Roberto Cantoral), y no lo sueño mucho, pero lo vi en el teatro, me abrazaba y me decía: ‘Me siento muy orgulloso de ti, mi cebollita’, y estaba emocionadísimo", comparte Itatí en entrevista. Este sueño es un reflejo del orgullo que siente por seguir su pasión y cumplir el sueño que tuvo desde niña, a pesar de que dentro de su familia era considerada la "niña rara" por no tener la misma afinidad con la música que su padre o su hermano.
Itatí encontró su propia forma de expresión: una mezcla de sonidos y movimientos que demostró hace 20 años con su talento para interpretar temas difíciles y coreografías exigentes. "Por eso esta obra me trae muchos recuerdos bonitos de los inicios de mi carrera", comenta desde su camerino, un espacio decorado con flores y luces suaves donde se prepara para transformarse en Sally con maquillaje y peinado.
A pesar de las diferencias entre Itatí y Sally, como la pasión por vivir al límite de su personaje frente a la profunda conexión familiar y la disciplina de la actriz, ambas comparten la pasión por el escenario. Itatí, llena de inspiración, se enfrenta a este nuevo reto con la misma entrega y pasión que la caracterizan.