A los 12 años, Sweeney tenía la certeza de que el destino le tenía reservado un lugar en la pantalla grande. Con la determinación de una persona adulta, convenció a sus padres para que la apoyaran en su sueño, presentándoles un plan de negocios a cinco años en una presentación de PowerPoint. La ambición de la joven llevó a la familia a mudarse a Los Ángeles, un cambio que, a pesar de su potencial, se convirtió en una prueba de fuego.
La búsqueda constante de oportunidades en Hollywood, muchas veces resultando solo en papeles de extras, agotó los recursos de la familia, poniendo a prueba su estabilidad financiera y su matrimonio. La presión y el escepticismo de quienes dudaban de su decisión se volvieron una constante en la vida de Sweeney, quien recuerda haber sido víctima de bullying en la escuela secundaria: "¿Cuándo vas a volver a casa y dejar de arrastrar a tu familia a una ciudad infernal?"
La carga de perseguir el sueño de Sweeney, a pesar del apoyo de sus padres, terminó por llevarlos al divorcio y la bancarrota en 2016. Esta etapa difícil dejó en la joven una profunda sensación de responsabilidad:
"Hubo un momento en que dejé de querer ir a casa porque me sentía como una fracasada. Sabía que nunca podía fracasar realmente, porque, a una escala muy amplia, mi familia perdió todo. Se divorciaron. Ya sea que eso se deba a venir aquí, definitivamente fue un catalizador. Así que sabía que tenía que tener éxito en algún sentido para que no fuera en vano."A pesar de la adversidad, la determinación de Sweeney se convirtió en su principal arma. Actualmente, es una reconocida actriz por sus papeles en series como "Euphoria" y "The White Lotus." Su éxito le ha permitido retribuir a su familia, pagando la hipoteca de su madre, llevando a sus abuelos a Italia y regalándole a su tío el barco de sus sueños.
La historia de Sweeney nos enseña que el éxito no siempre se traduce en un camino fácil, sino en un recorrido que se forja con perseverancia, resiliencia y un compromiso inquebrantable con los sueños.