En el hospital de la Cruz Roja se nos dijo que las heridas que recibieron las señoritas Kahlo y Mejía, son de aquellas que necesariamente causan la muerte".
El accidente marcó un antes y un después en la vida de Frida. Su dolor, físico y emocional, se convirtió en un tema recurrente en sus obras, como en la famosa pintura "La columna rota", creada en 1944. La pintura, que muestra a Frida con una columna vertebral fracturada, refleja con crudeza el sufrimiento que la atormentaba.
Pero el dolor que Frida sentía no era solo físico. En una carta dirigida a su doctor Leo Eloesser, el 24 de julio de 1944, escribió: “Ahora te estoy escribiendo desde la cama porque sigo ‘fregada’ de la espina, Cada día estoy peor”.
¿Qué era lo que la atormentaba tanto? Recientemente, una investigación liderada por la especialista en medicina física y rehabilitación, Dr. Mireia Kumru, del Institut Guttmann en Barcelona, ha arrojado luz sobre el misterioso dolor de Frida.
Kumru, fascinada por el arte de Kahlo, se propuso investigar las lesiones de la pintora. Cinco años antes de la pandemia, buscando una imagen para una presentación sobre lesión medular, encontró en "La columna rota" signos de dolor neuropático. "Por eso especialmente empecé a buscar más historias, a ver dónde había problemas, qué sufrió. Tomando información de diferentes partes, de literatura, de sus libros escritos, fue formándose la idea de que ella podía tener Cola de Caballostrong", explica Kumru.
Según la especialista, el Síndrome de la Cola de Caballostrong (SCC) se produce en la zona lumbar, donde se sitúan las "raíces" de los nervios que se separan de la médula espinal. "Esta parte es precisamente donde Frida tuvo la fractura. Tardó el diagnóstico y después la operaron, le hicieron la artrodesis —cirugía que une de forma permanente dos huesos en la columna vertebral. Después de este tiempo, Frida empieza a quejarse siempre: ‘mi ciática, mi ciática’", cuenta Kumru.
La investigación, publicada en la revista científica Journal of Neurology, se basó en los escritos de Kahlo en su diario, así como en libros biográficos sobre la artista. "Tardamos cuatro o cinco años. Tomamos cada detalle y los juntamos como un rompecabezas y después nos dirigió hacia este cuadro, este síndrome", afirma Kumru.
El descubrimiento del SCC en Frida Kahlostrong arroja luz sobre su sufrimiento y aporta una nueva perspectiva sobre su obra, revelando un lado hasta ahora desconocido de la artista.