La historia de este caso se remonta a 2017, cuando los herederos de Ed Townsend, coautor de "Let's Get It On", presentaron una demanda contra Sheeran, alegando que su canción compartía elementos musicales con la original. La batalla legal se extendió por años y llegó a su punto culminante en 2023, cuando un jurado finalmente falló a favor de Sheeran, desestimando las acusaciones de plagio.
Sin embargo, la batalla no terminó ahí. Structured Asset Sales (SAS), una empresa que posee una parte de los derechos de la canción de Gaye, presentó una nueva demanda, esta vez centrada en la grabación sonora de "Let's Get It On". La demanda fue puesta en espera mientras se resolvía la primera, pero el destino de Sheeran aún estaba en juego.
El viernes 1 de noviembre, la Corte de Apelaciones de los Estados Unidos para el Segundo Circuito emitió un fallo crucial que podría poner fin a la batalla legal. En su decisión, el tribunal declaró que "Thinking Out Loud" no infringe los derechos de autor de "Let's Get It On".
Los jueces argumentaron que ambas canciones comparten solo "bloques de construcción musicales fundamentales" que no pueden ser propiedad de ningún compositor individual. Según el tribunal, el uso de una progresión de cuatro acordes y un ritmo sincopado, elementos comunes en la música pop, no es suficiente para constituir plagio.
Aunque la decisión del tribunal representa una victoria para Sheeran, SAS ha criticado la decisión, alegando que el tribunal solo analizó "dos canciones de más de 60 millones de canciones registradas". El abogado de Sheeran, Donald Zakarin, expresó su satisfacción con el fallo, afirmando que "es consistente con el rechazo del jurado de cualquier reclamo de infracción en el caso anterior".
Con la resolución de este caso, parece que Sheeran ha superado otro obstáculo en su carrera musical, pero la pregunta sobre la línea entre la inspiración y el plagio sigue siendo un tema delicado en la industria de la música.