El caso ha tomado un giro inesperado con la aparición de nuevas demandas civiles que acusan a Combs de agresiones sexuales, incluso de un menor de edad. Estas acusaciones, que el artista niega rotundamente, han generado un gran revuelo mediático y han intensificado la presión sobre el juez a cargo del caso.
El juez Arun Subramanian, encargado de determinar la suerte de Combs, se ha visto obligado a tomar una decisión crucial: la de balancear el derecho del artista a un juicio justo con la libertad de expresión de las presuntas víctimas.
La defensa de Combs solicitó una orden de silencio que impidiera a los testigos potenciales y sus abogados hablar públicamente. Sin embargo, el juez rechazó la solicitud, argumentando que las preocupaciones de Combs no superan el derecho a la libertad de expresión de las víctimas. "No todas las presuntas víctimas serán participantes en este caso, y una restricción general de su expresión silenciará a individuos que quizá nunca tengan nada que ver con los procedimientos aquí."
El juez Subramanian ha priorizado el derecho a la libertad de expresión de las presuntas víctimas, asegurando que se puedan pronunciar sin temor a represalias. Esta decisión, aunque controversial, refleja el compromiso del juez con la transparencia y la protección de los derechos de las personas involucradas en el caso.