El evento, que tradicionalmente se transmitía en vivo, será grabado y emitido horas después. Esta decisión ha suscitado especulaciones sobre si está relacionada con las manifestaciones del año pasado, cuando activistas pro-Palestina interrumpieron la ceremonia con carteles que decían "Scotiabank financia genocidio". Aunque tanto la Fundación Giller como la cadena CBC han afirmado que este cambio no se debe a las protestas, la sombra de la controversia sigue presente.
El año pasado, los manifestantes fueron arrestados durante la ceremonia, lo que provocó una respuesta significativa de la comunidad literaria. Cientos de autores firmaron una carta pidiendo la retirada de los cargos contra los detenidos, incluyendo a varios ganadores y nominados del Giller. "No puedo racionalizar esto si siento que lo que está sucediendo es un genocidio y que está mal", expresó Thea Lim, una finalista del Giller que ha estado alineada con el grupo de defensa No Arms in the Arts.
Lim y otros autores han decidido boicotear el premio debido a la participación de Scotiabank en la industria de armas, específicamente en relación con Elbit Systems. Este grupo también ha dirigido su atención hacia otros patrocinadores, como Indigo y la Fundación Azrieli, por sus vínculos con el ejército israelí y asentamientos ilegales en Cisjordania.
La presión de este movimiento ha llevado a que varios autores retiren sus obras de consideración para el Giller Prize, incluyendo a Sarah Bernstein, quien ganó el premio en 2023. Hasta la fecha, más de 300 firmantes han apoyado un llamado para que el Giller Prize se desinvierta de Scotiabank, comprometiéndose a no participar en futuros eventos relacionados.
Los efectos de esta presión son evidentes, ya que Scotiabank ha reducido su participación en Elbit Systems, pasando de 2,237,000 acciones a 642,000 en el último año. Sin embargo, el banco ha declinado comentar sobre las protestas, argumentando que sus decisiones de inversión son independientes.
A pesar de la controversia, la Fundación Giller ha decidido mantener su relación con Scotiabank, aunque ha eliminado el nombre del banco del premio. El director ejecutivo de Giller, Elana Rabinovitch, ha indicado que el contrato con el banco expira a finales del próximo año, y que se anunciarán los próximos pasos en su debido momento.
Mientras tanto, los autores nominados este año, como Anne Michaels y Anne Fleming, continúan reflexionando sobre el impacto del boicot en sus carreras y en la cultura literaria en general. "Estamos en medio de un cambio importante sobre de dónde proviene la financiación para las artes", comentó Fleming, subrayando que la situación va más allá del Giller Prize.
El ganador del Giller recibirá $100,000, mientras que los finalistas obtendrán $10,000. Este año, la lista de nominados incluye a Conor Kerr, Deepa Rajagopalan y Eric Chacour, quienes también enfrentan el dilema del boicot en un contexto de creciente tensión en el ámbito literario canadiense.