Su familia, un crisol de personalidades públicas, ha enfrentado la pérdida con diversas reacciones, dejando al descubierto las complejidades de las relaciones familiares bajo la lupa mediática. Frida Sofía, nieta de la primera actriz y figura controversial en redes sociales, ha sido el centro de atención tras la muerte de su abuela. Residente en Miami, Frida no pudo estar presente en el funeral y el homenaje en el Palacio de Bellas Artes, razón por la cual las especulaciones sobre su ausencia se dispararon en las redes.
La influencer compartió un emotivo video en Instagram. En él, Frida Sofía abraza virtualmente a su abuela, gracias a la tecnología de Inteligencia Artificial. Un seguidor le envió el clip, generando un torbellino de comentarios y críticas.
Muchos usuarios lamentaron que este gesto no se hubiera dado en vida. “En vida, Frida dejaste ir ese abrazo por orgullo, ojalá y recapacites y busques a tu madre,” escribió un usuario. A lo que Frida respondió con una defensa tajante, cuestionando el conocimiento que tenían los usuarios sobre su relación familiar.
La ola de comentarios fue contundente:
- "Pobre niña rica, de los Guzmán vivió y siempre se quejó"
- "tanto tiempo que tenías para hacer eso en vida"
- "tuvo más orgullo que amor a su familia"
La controversia se centra en la percepción pública de una relación familiar compleja, marcada por la distancia y los conflictos mediáticos. Silvia Pinal falleció a los 94 años el 28 de noviembre de 2024, tras una semana hospitalizada en el Hospital Médica Sur de la Ciudad de México, por complicaciones de salud. Sus hijos, Sylvia Pasquel, Luis Enrique y Alejandra Guzmán, decidieron cremar su cuerpo. Las cenizas descansarán en la cripta familiar del Panteón Jardín, junto a su hija Viridiana Alatriste y su segundo esposo, Gustavo Alatriste.
El deceso de Silvia Pinal ha generado una reflexión sobre el valor del tiempo, la familia y la importancia de resolver conflictos antes de que sea demasiado tarde. La tecnología, en este caso la IA, ha ofrecido un consuelo virtual, pero no puede reemplazar la calidez de un abrazo real.