Emma Chawner, recordada por su participación en programas como X Factor y Britain's Fattest Family, se encuentra navegando un mar de dolor. A menos de un año de la partida de su madre, Audrey, a los 73 años, la cantante enfrenta ahora la pérdida de su padre, Philip, quien falleció a los 69 años a causa de un infarto el pasado domingo 15 de diciembre.
La noticia, confirmada por la propia Emma a través de una campaña de recaudación de fondos en GoFundMe, describe la angustia de una hija que ha perdido a sus dos padres en poco tiempo. En su mensaje, Emma expresa: "Mi papá era un hombre encantador, cariñoso y respetuoso, y lo extraño mucho. Agradecería cualquier ayuda para su funeral, porque en este momento es muy difícil para mí costearlo y realmente quiero que mi papá tenga una buena despedida."
La situación se complica aún más por la precaria situación económica de Emma, agravada por la reciente pérdida de su perro, dejándola sin apoyo familiar directo. Recuerda el difícil momento, describiendo "Solo perdí a mi mamá en enero de este año, y también a mi perro el día después de mi mamá, así que ahora no me queda familia."
Este evento reaviva la memoria de las complejas relaciones familiares de las hermanas Chawner, marcadas por una disputa que las separó tras su aparición conjunta en el X Factor en 2009. Su hermana, Samantha, quien se casó en marzo, no contó con la presencia de su padre o Emma en la ceremonia, un reflejo más de las tensiones familiares existentes.
El pasado familiar de Emma y Samantha incluye apariciones en diversos programas de televisión, desde The Chawners Last Chance hasta Lorraine Kelly's Big Fat Challenge, donde intentaron cambiar sus hábitos de vida. Estas apariciones televisivas documentaron tanto su lucha por el peso como sus conflictos familiares, que ahora vuelven a tomar relevancia con este nuevo golpe.
Samantha, en declaraciones previas a The Mirror, describió la reconciliación con su madre antes de su fallecimiento: "Estaba realmente sorprendida de lo delgada que estaba, y estaba ciega y no podía hablar, pero le dije que la quería y ella me tocó la mano. Sabía que estaba allí y sentí que había hecho las paces con ella."
La historia de Emma y su familia deja una profunda reflexión sobre las pérdidas, las relaciones familiares y la fragilidad de la vida. Detalles como la descripción del funeral que desea Emma para su padre, o el recuerdo compartido de la madre, pintan un retrato conmovedor de una vida marcada por la adversidad.