El secreto mejor guardado hasta ahora, la boda de Nacho Mendoza y Melany Mille, se reveló a través de las redes sociales de los asistentes, compartiendo fragmentos de una jornada inolvidable. Dos años después de su compromiso, la pareja finalmente unió sus vidas el 19 de diciembre, en una ceremonia civil y religiosa que contó con la presencia de sus seres queridos.
Sus seis hijos jugaron un papel fundamental. “Fue un momento muy emotivo ver a todos sus hijos participando, una familia unida celebrando el amor”, comentó un invitado en redes. Miguel y Matías, hijos de Nacho e Inger Mendoza, escoltaron a su padre hacia el altar, seguidos por la abuela y Santiago y Melina, completando la entrañable procesión. Incluso Diego Ignacio, el primogénito de 24 años, y Mya Michelle, de cuatro años, estuvieron presentes.
Nacho, impecable en un traje negro con sombrero texano, lucía radiante. Melany, deslumbrante con un vestido strapless de Giannina Azar, combinó la elegancia con un toque rústico. El blanco del vestido contrastaba con el delicado ramo de peonías durazno y crema, y una capa de gasa semitransparente añadía un toque de ensueño.
Las damas de honor lucieron vestidos en tonos pastel, champagne y rojo rubí, mientras que los pequeños vestían atuendos en crema y arena, creando una paleta de colores armónica y elegante. La decoración, simplemente espectacular, se ajustaba perfectamente a la atmósfera cálida e íntima de la celebración.
Durante la ceremonia, Nacho no pudo contener su emoción. “Lo que he aprendido contigo me ha tomado por sorpresa… el contraste entre lo que era y lo que soy después de ti es abrumador”, declaró, visiblemente conmovido. Sus palabras, llenas de amor y gratitud, reflejan el profundo vínculo que une a la pareja.
La fiesta continuó hasta altas horas de la noche. El primer baile de los novios, junto a sus madres, fue uno de los momentos más emotivos. Melany lució un segundo vestido, un diseño asirenado con pedrería y una falda vaporosa de tul. Un cambio de peinado complementó su nuevo atuendo, pasando de un recogido a una melena con ondas marcadas.
La música, el baile y la alegría se apoderaron del lugar. Incluso el propio Nacho tomó el micrófono, interpretando algunos temas que hicieron bailar a todos los presentes en una noche mágica e inolvidable.