Esto nos lleva a recordar un episodio poco conocido, pero cargado de intriga, que involucró a dos figuras icónicas de la música y la actuación.
Hablamos de Sylvia Pasquel y Camilo Sesto, dos artistas que, en el apogeo de sus carreras, coincidieron en España. Su cercanía, documentada por algunos medios de la época, desató una ola de especulaciones sobre un posible romance. Aunque la actriz siempre negó una relación sentimental formal, la frecuencia de sus encuentros y las declaraciones públicas de admiración mutua alimentaron la intriga.
En aquellos años, Pasquel triunfaba en la obra de teatro “Sugar”, mientras que Sesto, con una agenda repleta de conciertos, aprovechaba cualquier momento libre para reunirse con ella. “Era una época intensa, llena de trabajo y de emociones”, comentó un allegado a la actriz en una entrevista reciente, aunque sin confirmar o desmentir la naturaleza de la relación.
Las declaraciones públicas de Camilo Sesto, en entrevistas de la época, son elocuentes. El cantante describió a Pasquel como una mujer “hermosa, inteligente y talentosa”, llegando a confesar que la posibilidad de una relación formal era algo que “desearía”. No solo destacaba su belleza, sino también su talento actoral.
La conexión entre ambos artistas se remonta a una visita de Sesto a México, donde conoció a Pasquel a través de un amigo en común. Sin embargo, fue en España donde su amistad se afianzó. Una publicación de 1977 recoge un encuentro entre ambos, en el que, durante un periodo sin compromisos laborales, disfrutaron de cenas y momentos de convivencia.
Mientras la prensa española calificaba a Sylvia Pasquel como una “devoradora de hombres”, la actriz mantuvo discreción sobre su relación con Sesto. Por su parte, Camilo Sesto no escatimaba en elogios hacia ella, incluso sugiriendo la posibilidad de una futura colaboración profesional.
La historia de Sylvia Pasquel y Camilo Sesto permanece como un capítulo interesante en la vida de ambos artistas, un recordatorio de que incluso las vidas de las estrellas están llenas de matices y enigmas que, a veces, la historia se encarga de desvelar parcialmente, dejando al público la tarea de interpretarlos.