El fallecimiento a los 87 años, el pasado 21 de diciembre en un asilo de Twickenham, de Jack Bond, ha sido confirmado por su familia al diario The Guardian. Este director británico, conocido por sus trabajos vanguardistas de las décadas de 1960 y 70, deja un legado que se extiende desde el cine experimental hasta los videos musicales de íconos pop.
Su colaboración con la actriz y escritora Jane Arden, a la que describió como “una mujer maravillosa y bellísima”, marcó el inicio de una carrera única. Juntos crearon filmes experimentales como Separation (1968), con banda sonora de Procol Harum, y The Other Side of the Underneath, una obra caótica influenciada por el movimiento antipsiquiátrico de los 70. Su colaboración culminó con la película de ciencia ficción Anti-Clock (1979), que abrió el Festival de Cine de Londres.
Tras la trágica muerte de Arden en 1982, Bond experimentó un periodo de introspección, llegando incluso a “suprimir conscientemente” sus propias películas durante un cuarto de siglo. Este periodo de silencio terminó en 2009, con la restauración y relanzamiento de sus trabajos a través del sello BFI Flipside.
Pero la historia de Jack Bond no termina ahí. En la década de 1980, su talento se expandió al mundo de la música. Su trabajo con los Pet Shop Boys, para quienes dirigió It Couldn’t Happen Here (1988) y el video de Always on My Mind, es un hito en sus carreras. Además, dirigió el video de Heart, protagonizado por Ian McKellen. Más adelante, en 2013, dirigió The Blueblack Hussar, un documental sobre el regreso de Adam Ant a la música tras una crisis de salud mental.
Le sobreviven su esposa Moira (de quien estaba separado), tres hijos –Tom, Caite y Oliver–, y su compañera Mary-Rose Storey, quien colaboró como cinematógrafa en sus últimos documentales. La pérdida de su hija Rebecca, en 2018, se suma al cúmulo de eventos que marcaron la vida de este cineasta británico.
La partida de Jack Bond representa la pérdida de un visionario que supo conectar el cine experimental con la cultura popular, dejando una huella imborrable en el panorama artístico.