Era un crisol de ideas, un hervidero de sueños a punto de eclosionar.
En medio de ese torbellino, llega Robert Zimmerman, un joven de 19 años que abandona su nombre y su pasado en Hibbing, Minnesota, para convertirse en Bob Dylan. La película "A Complete Unknown" retrata sus primeros pasos en Nueva York, un viaje lleno de encuentros fortuitos y personajes icónicos.
Su búsqueda por encontrar a su ídolo, Woody Guthrie, lo lleva a un hospital de New Jersey, donde encuentra al legendario músico debilitado por la enfermedad de Huntington. Ahí, también conoce a Pete Seeger, quien, con su cálida generosidad, le abre las puertas de su hogar. “Es un chico peculiar, con una chispa especial”, recuerda Seeger en la cinta, interpretado magistralmente por Edward Norton.
La llegada de Dylan a la escena musical no pasa desapercibida. Su estilo único, descrito como "una onda sinusoidal nasal disruptiva que parece abrir una grieta en la tierra", comienza a cautivar a algunos y a repeler a otros. Su encuentro con Joan Baez, interpretada por Monica Barbaro, es un hito en su ascenso, aunque su relación, como muchos otros aspectos de su vida, está lejos de ser idílica.
Timothée Chalamet encarna a un Dylan impredecible, un artista en constante evolución. Su interpretación no se limita a imitar la voz y los gestos del músico, sino que capta su esencia compleja y contradictoria. Se muestra al Dylan arrogante y encantador, seduciendo a Sylvie Russo (Elle Fanning), personaje basado en Suze Rotolo, con historias fantásticas. “Sobreviví comiendo cacahuates mientras viajaba con un circo,” le confiesa con una sonrisa pícara.
La película no elude los aspectos menos halagadores de la personalidad de Dylan. Su comportamiento a menudo egoísta y desconsiderado con las mujeres de su vida, queda plasmado sin tapujos. Sin embargo, la película no lo presenta como un villano unidimensional, sino como un personaje fascinante y profundamente humano en su complejidad.
A Complete Unknown, con un guion revisado línea por línea por el mismo Dylan, según los rumores, ofrece una visión fresca y provocativa de una leyenda musical. Una mirada no a la construcción de un mito, sino a la forja, imperfecta y fascinante, de un artista.
El filme se centra en la creación artística de Dylan, un proceso que parece consumirlo por completo, dejando poco espacio para las relaciones personales. El impacto de sus canciones, la fuerza de sus composiciones, contrasta con la fragilidad de sus conexiones humanas, dejando al espectador con la sensación de que el artista y el hombre permanecen siempre separados, en un constante juego de apariencias y realidades.