Este año, sin embargo, una ruptura contractual ha generado más revuelo de lo habitual.
Hablamos, por supuesto, de Sergio “Checo” Pérez y su inesperada salida de Red Bull. Aunque su contrato se extendía hasta 2026, el equipo decidió rescindirlo antes de tiempo, un movimiento que ha generado múltiples especulaciones. Inicialmente, Helmut Marko, asesor de la escudería, minimizó los rumores sobre una indemnización millonaria, calificándolos como “disparates”. Sin embargo, la realidad parece ser otra.
El propio Marko, en una entrevista posterior con Sport.de, reconoció que Red Bull tuvo que pagar una cuantiosa suma para liberarse del contrato con el piloto mexicano. Si bien evadió dar una cifra exacta, su respuesta a la pregunta sobre si la cantidad se medía en millones de dólares fue contundente: “Estamos en la F1, sí”. Esta admisión, implícita pero clara, confirma las versiones que circulaban sobre un acuerdo millonario para la salida de Pérez.
Las cifras que se manejaban en los reportes iniciales hablaban de más de 15 millones de dólares para Pérez en caso de despido. Aunque la cantidad final no se ha revelado, la confirmación de Marko deja claro que la rescisión del contrato implicó un desembolso considerable para Red Bull.
A pesar de la ruptura, la relación entre Pérez y Red Bull no termina del todo. Christian Horner, director de la escudería, ha confirmado que el piloto mexicano realizará algunos show runs para el equipo durante la temporada 2025. Esto sugiere un acuerdo de mutuo entendimiento, más allá de la controversia generada por la finalización anticipada del contrato.
El caso Pérez-Red Bull nos recuerda la compleja red de negociaciones y acuerdos económicos que se tejen tras bambalinas en la Fórmula 1, donde la imagen, el rendimiento y los contratos son factores cruciales para el éxito.