En el centro de todo estaba George Pérez, un comediante de origen mexicoamericano que se disponía a grabar su primer especial de comedia, "Misunderstood", producido por Foos Gone Wild bajo la dirección del reconocido fotógrafo y director Estevan Oriol. El éxito de la noche no se midió solo por la asistencia completa, sino también por la cantidad de cervezas vendidas: “¡Se agotaron las 805s, las Coors Light y las Peronis!”, exclama Pérez con orgullo.
Proveniente del Condado de Orange, al que él mismo llama “la zona republicana de Los Ángeles,” Pérez combina en sus rutinas narrativas profundamente personales con un agudo análisis sociopolítico. Antes del lanzamiento de "Misunderstood" en 2025, encabezó la celebración de Año Nuevo en el Stand Up Comedy Club de Bellflower, un lugar que describe con cariño: “Ese club tiene mi cultura por todas partes. Los mexicanos van caminando; ni siquiera manejan. Está cerca de casas, departamentos, del centro, y cada vez que voy, se llena. Y ni siquiera hago funciones de viernes y sábado, sino martes y miércoles, y amo ese club. Amo al público. Es oscuro y a los comediantes les gusta pasar el rato ahí.”
Su pasión por la comedia empezó desde joven. Admiraba a Cheech y Chong, hacía reír a su familia desde los 13 años y mantenía a sus compañeros de construcción en carcajadas. Un giro crucial en su vida llegó gracias a una novia que lo llevó a un show de comedia en Fullerton. Ahí, después de improvisar con un comediante experimentado y ganarle, “sentí esa chispa ese día”, recuerda Pérez, “y al día siguiente renuncié a la construcción.”
Su camino no fue fácil. Incluyó presentaciones en lugares poco convencionales, desde casas donde se vendían drogas hasta el “Wild Coyote”, un escenario donde se codeaba con comediantes como Felipe Esparza y Gabriel Iglesias. Su ascenso fue meteórico, pasando de presentaciones para 30 personas a ser el anfitrión de eventos con 300 asistentes. El éxito se medía en las risas de los gerentes: “¡Las Coronas se acabaron! ¡Hiciste tu trabajo!”
Sin embargo, el éxito inicial no estuvo exento de drama. Su pasado como pandillero, con antecedentes de vandalismo, robo de autos, posesión de armas y peleas constantes, lo alcanzó. A los 18 años, el mismo año en que nació su hijo, fue sentenciado por delitos graves. La ironía no se escapó: “El tipo al que le gané una pelea me vio en ‘Yo Mama’ de MTV, y dijo: ‘¡Ese es el tipo que me golpeó!’”
Su encarcelamiento de tres años representó un punto de inflexión. “La prisión fue lo mejor que me pasó; me humilló,” afirma Pérez. “No más peleas. Solo usar tus palabras. Me enseñó disciplina, y estando sobrio ahí, pude ver hacia afuera y darme cuenta de toda la gente a la que lastimé, que me quiere. Aprendí en prisión que cuando cometes un error, lo confiesas, lo arreglas y creces.”
Tras su liberación en 2009, enfrentó nuevos retos, incluyendo la adicción a la cocaína, la pérdida de un hijo y el duelo por la muerte de seres queridos. Estos eventos traumáticos, junto con sus experiencias en prisión, se convirtieron en la esencia de su nueva comedia, más introspectiva y honesta.
Hoy, su carrera florece. Trabaja en Netflix, HBO, tiene su propio podcast, "George Perez Stories", y videos en YouTube. Su música y sketches se pueden encontrar en su álbum de vinilo "This Cholo Is Crazy". Su objetivo no es la fama superficial, sino conectar con su público a través de la vulnerabilidad: “Quiero ser un comediante artístico. Que alguien me vea en el escenario y diga: ‘Este tipo se parece a mí. Ha pasado por lo mismo que yo.’ Eso es lo que quiero lograr.”