El abogado de Jolie, James Simon, confirmó el fin del divorcio el 30 de diciembre a través de un comunicado a la revista People. Sus palabras, “Angelina está agotada, pero se siente aliviada de que esta parte haya terminado”, resuenan más allá del ámbito legal, reflejando el peso de una larga y compleja disputa.
La solicitud de divorcio, presentada por Jolie en septiembre de 2016, citando “diferencias irreconciliables”, marcó el inicio de un proceso que involucró a seis hijos, una lujosa propiedad en Francia y acusaciones de abuso físico y verbal.
El Château Miraval, una finca vitivinícola valorada en 164 millones de dólares, se convirtió en un punto crucial de conflicto. La venta por parte de Jolie de su parte de la bodega a un oligarca ruso encendió una nueva llama en la batalla legal, con Pitt demandando a su ex esposa por falta de información sobre la transacción.
La custodia de los hijos también fue una batalla campal. Un incidente en un vuelo privado en 2016, que incluyó acusaciones de agresión física contra uno de los niños por parte de Pitt, fue investigado por el FBI, aunque no se presentaron cargos. Esto, junto con las disputas por la crianza de los menores, alargó significativamente el proceso.
El juez privado asignado al caso, John Ouderkirk, incluso fue retirado en 2021 por un conflicto de intereses no revelado, generando otro retraso considerable. A pesar de intentos previos de acuerdos amistosos, incluyendo la firma de acuerdos de confidencialidad en 2017 y la declaración de "legalmente solteros" en 2019, las diferencias persistían.
Expertos legales, como Scott Weston, han señalado que la congestión de los tribunales de California y las investigaciones oficiales contribuyeron a la prolongación del caso. La negativa de ambas partes a ceder en ciertos puntos, según John Lambros, también fue determinante.
Aunque el acuerdo de diciembre de 2024 marca un punto final, algunas cuestiones, incluyendo la resolución definitiva sobre el Château Miraval, continúan pendientes. La historia de esta disolución matrimonial, un proceso de ocho años, ilustra los desafíos legales y emocionales que pueden acompañar las separaciones de alto perfil.