David Letterman, el icónico presentador de Late Show, ha concedido una entrevista a GQ donde revela un cambio significativo en su vida tras dejar el mundo del espectáculo en 2015, después de 22 años al aire. A sus 77 años, Letterman, quien abandonó Indianápolis en su juventud para perseguir su sueño en la comedia stand-up, ha vuelto a sus raíces.
"En el mundo del espectáculo, he fingido ser alguien que no soy realmente", confiesa Letterman. "Aquí en Indiana, con mi familia, soy la persona que realmente soy. Y lamento que esas dos vidas no se crucen en ningún punto".
La pregunta sobre si la fama lo había convertido en una peor persona recibe una respuesta directa: "Sí, tienes toda la razón". Sin embargo, añade una perspectiva interesante: "Quizás solo porque pasé por el mundo del espectáculo. Lo superé, y ahora puedo concentrarme en ser una mejor persona. Probablemente no habría llegado a este punto si no hubiera pasado por el ejercicio de intentar triunfar en el mundo del espectáculo".
Para Letterman, el cambio es palpable: "Siento que, personalmente, tengo una mayor humanidad que cuando estaba en el mundo del espectáculo. Era todo tan unilateral y con una gran presión, inimaginable... sentía que todo dependía de mí, y eso era una tontería. Solo me preocupaba la televisión, una hora de televisión de la que era responsable durante 30 años. Eso era todo lo que me importaba".
El estrés de la industria lo llevó a extremos, como revela este sorprendente detalle: "Solía enojarme tanto que arrancaba los teléfonos de la pared. Teníamos un acuerdo con Westinghouse, que nos reponía los teléfonos regularmente. Eso fue una señal de que necesitaba ayuda".
A pesar de su retiro de la televisión tradicional, Letterman continúa con su programa en Netflix, My Next Guest Needs No Introduction. Sobre el retiro, tiene una opinión contundente: "El retiro es un mito, una tontería. No te jubilarás. El mecanismo humano no te permitirá retirarte. Mientras estés sano, querrás seguir creando". Un cambio de ritmo, un nuevo enfoque, una vida distinta. Esa es la historia que relata el comediante, un regreso al hogar, pero sobre todo, un regreso a sí mismo.