Hablamos de Angelina Jolie, una figura icónica cuyo nombre resuena en la industria cinematográfica. Su vida, sin embargo, no solo se ha definido por los papeles que ha interpretado, sino también por la influencia determinante de una mujer: su madre, Marcheline Bertrand.
En una reciente entrevista para la revista W, Jolie reveló detalles íntimos sobre sus inicios en la actuación. No fue una elección propia, en un principio, sino un anhelo maternal. “Lo hice al principio porque era el sueño de mi madre,” confesó la actriz de “Maléfica”, refiriéndose a su difunta progenitora. “Ella quería ser actriz, pero a los 25 años, divorciada y con dos hijos, decidió dedicarse por completo a la maternidad.”
Aunque Bertrand priorizó su papel como madre, su sueño por la actuación nunca se desvaneció. De hecho, Angelina recuerda con claridad: “No recuerdo haber tomado la decisión. Recuerdo que la hacía feliz a mi mamá. Mi mamá era mi manager, y éramos un equipo.” La actriz recuerda incluso el apoyo económico que le brindó a su madre, llegando a pagar sus cuentas.
La relación entre ambas mujeres trasciende lo profesional. Angelina siempre buscó el bienestar de su madre. Esta dedicación se vio truncada por la muerte de Bertrand en 2007, a la edad de 56 años, víctima del cáncer de ovario y de mama. Un acontecimiento que marcó un antes y un después en la vida de Jolie. “Cuando mi madre falleció, me resultó más difícil ser actriz porque me di cuenta de cuánto lo hacía por ella,” reveló con honestidad.
El impacto de la pérdida de su madre no se limitó al ámbito profesional. En ensayos publicados en The New York Times en 2015 y 2020, Jolie plasmó la profunda huella que dejó la ausencia de su madre, describiéndola como la pérdida de “una manta protectora”.
La historia de Angelina Jolie no es solo una crónica de éxito en Hollywood, sino el testimonio de un lazo familiar profundo, marcado por la ambición, el sacrificio y la pérdida irreparable. Una historia que muestra la complejidad de las relaciones maternofiliales, con sus sueños compartidos, sus alegrías y sus profundos dolores.