Hablamos de una propiedad de 580 metros cuadrados, construida en 1972, con cuatro habitaciones, un baño, aire acondicionado y una piscina. Su valor de mercado, según estimaciones inmobiliarias como Zillow, rondaría los 343.000 dólares. Sin embargo, su precio de venta actual es sorprendentemente diferente: 4 millones de dólares.
La razón de esta disparidad reside en un detalle que ha transformado la vida de la familia Padilla, sus propietarios originales: esta es la casa de Walter White en la serie Breaking Bad. La familia accedió a que se usara como locación en 2006, un evento que cambiaría para siempre su realidad.
Inicialmente, la atención fue agradable. Fanáticos de la serie llegaban para tomarse fotos, compartiendo su admiración con la familia. Pero la situación escaló. Recuerdos de pizzas lanzadas al techo, en imitación de una famosa escena, y hasta un paquete misterioso entregado a altas horas de la noche, obligaron a la familia a tomar medidas. “Llamamos al escuadrón antibombas”, recuerda Joanne Quintana, hija de los dueños originales, en entrevista con KOB 4. Una cerca fue instalada en 2019 para salvaguardar su privacidad, lo cual, según Quintana, generó una errónea percepción en redes sociales de hostilidad hacia los fans.
La decisión de vender, tras el fallecimiento de sus padres, quienes habitaron la casa desde 1973, marca el fin de una era. “Nadie sabía que había dos personas muy enfermas, eventualmente en cuidados paliativos, y que eventualmente fallecieron”, explica Quintana. El cierre de un capítulo familiar que se entrelaza con la historia de una serie icónica.
La venta se realiza considerando no solo el valor inmobiliario, sino también el legado cultural de la propiedad. Los agentes inmobiliarios esperan que el nuevo propietario la convierta en un atractivo para fanáticos, ya sea un museo o un alojamiento temático. Esta transacción se suma a la creciente tendencia de venta de propiedades icónicas del cine y la televisión; un ejemplo reciente es la casa de Mi pobre angelito, vendida por cerca de 5 millones de dólares.
La casa de Walter White, sin duda, trasciende su valor material. Es un símbolo, un pedazo de la cultura popular, con una historia que va mucho más allá de sus cuatro paredes y una piscina.