Nikki Glaser, la comediante elegida para conducir la próxima entrega de los Golden Globes, reveló en el podcast "The Run-Through with Vogue" una anécdota que, a pesar del paso del tiempo, sigue resonando en su memoria. Se trata de un chiste hecho por Pete Davidson, el controvertido ex miembro del elenco de Saturday Night Live, durante un roast en el que ambos participaron hace varios años.
Según Glaser, de 40 años, el chiste de Davidson, de 31, se centró en una característica física suya: "No tengo trasero", fue la frase que, según la conductora, la hirió profundamente. "Lo sabía, y lo sigo sabiendo", reconoció Glaser, "pero el hecho de que Pete Davidson lo haya considerado, lo haya analizado... me dolió. Porque sí, no tengo trasero, pero él lo pensó, o se lo escribieron, pero tuvo que pensar que funcionaría".
El evento en cuestión, según las investigaciones periodísticas posteriores, fue el Comedy Central Roast of Rob Lowe en 2016, un encuentro repleto de estrellas donde el humor corrosivo era la norma. Glaser describe la experiencia de ver su nombre en el teleprompter como un momento de anticipación ansiosa: "Es mi parte menos favorita del show, pienso 'Aquí vamos', y luego río cortésmente, y trato de bloquearlo. De hecho, creo que lloré en una de las fiestas posteriores por lo triste que me sentía".
Sin embargo, la experiencia de recibir burlas en los roasts ha tenido un efecto inesperado en Glaser. Le ha otorgado una especie de blindaje, una confianza para no rehuir el humor mordaz en sus propias presentaciones. "Creo que esa es una de las razones por las que siento que puedo salirme con la mía, porque me expongo a esto también; así que puedo decir lo que quiera", explicó. "Pero hay una parte de eso que realmente apesta".
Este no fue el único comentario que impactó a Glaser. Un chiste del Comedy Central Roast of Alec Baldwin en 2019, donde Blake Griffin la comparó con Larry Bird, la llevó a someterse a procedimientos estéticos: "La respuesta del público fue tan abrumadora... que fue devastador. Fue la primera vez que me puse inyecciones en la cara para reestructurarme. Así que sí, hay consecuencias". Incluso retrasó una cirugía plástica invasiva programada para enero de 2025 debido a sus compromisos como anfitriona de los Golden Globes.
La experiencia de Glaser muestra el lado menos brillante del mundo del espectáculo, donde la delgada línea entre la broma y la herida abierta a veces se difumina, dejando cicatrices que perduran más allá del eco de las risas.