El pasado 1 de enero, Donato Hernández García, carismático vocalista de la banda oaxaqueña Lobo Mixteco, falleció tras un accidente automovilístico ocurrido el 25 de diciembre cerca de Huitzo, Oaxaca. El suceso, en principio, parecía una tragedia aislada, pero la historia tomó un giro desgarrador.
Según el Centro de Derechos Humanos y Asesoría de Pueblos Indígenas (Cedhapi), la atención médica que recibió Donato tras el accidente fue, según ellos, deficiente. El director del Cedhapi, Maurilio Santiago Reyes, detalla a través de redes sociales el calvario vivido por la familia. Otros miembros de la banda sufrieron lesiones, pero el estado de Donato fue el más crítico.
Inicialmente trasladado al Hospital de Reforma en Oaxaca, Donato fue dado de alta el 27 de diciembre, presuntamente debido a que su póliza de seguro estaba vencida. A pesar de necesitar atención médica especializada, la situación se complicó aún más. El intento por ingresarlo al Hospital Regional de Alta Especialidad resultó infructuoso, al igual que en el hospital privado MEDICAR.
“Lo llevaron al hospital privado MEDICAR, pero ante la falta de recursos, el martes 31 de diciembre, Donato Hernández fue dado de alta voluntaria del hospital. Ese mismo día, al ser trasladado a la ciudad de Tlaxiaco,... falleció”, escribió Santiago Reyes, pintando un cuadro desolador de negligencia médica y falta de recursos.
La familia, desesperada, solicitó la intervención de la Defensoría de Derechos Humanos del Pueblo de Oaxaca (DDHPO) el 28 de diciembre, para asegurar el acceso a la atención médica que Donato requería. A pesar de la intervención de la Defensoría, los esfuerzos resultaron inútiles.
La falta de un traumatólogo disponible en fin de semana en el Hospital Civil, según información de la DDHPO, se suma a la cadena de sucesos que culminaron con la trágica muerte de Donato. Los detalles específicos de las causas de su fallecimiento aún no se han esclarecido por completo. El caso plantea serias interrogantes sobre el acceso a la salud en zonas rurales de Oaxaca y las implicaciones para los artistas de bajos recursos.
La pérdida de Donato Hernández deja un vacío en la música oaxaqueña y un amargo sabor a injusticia. Su legado musical, sin embargo, continuará resonando en la memoria colectiva.