Nos referimos a el Príncipe Andrés, quien a sus 64 años, ha visto tambalearse una pieza clave en su estructura financiera. Se trata de Urramoor Limited, una firma de inversiones privadas sobre la cual el Duque de York tenía un "control significativo", según documentos obtenidos por The Post.
Urramoor, fundada en 2013 bajo el nombre de HRH Andrew Inverness, ha solicitado su disolución. Esto ocurre un año después de un rescate financiero de último minuto por $263,000 dólares, aportados por un donante anónimo a través de acciones no reembolsables. Este dinero llegó justo a tiempo para cubrir un déficit de $260,000 dólares, según registros de Companies House, el registro público de empresas del Reino Unido.
Pero la inyección de capital, aunque salvadora a corto plazo, no logró evitar el inevitable cierre. Durante sus 11 años de existencia, Urramoor no logró generar ganancias, según muestran los documentos oficiales. El director de la compañía, Arthur Lancaster, firmó la decisión de disolución el 3 de enero, iniciándose así el proceso formal de liquidación.
Este hecho llega apenas meses después de otra situación delicada para el Príncipe Andrés: la retirada del apoyo financiero del Rey Carlos III. En noviembre de 2024, el Rey dejó de cubrir los $4 millones de dólares anuales destinados a la seguridad personal de su hermano, además de una asignación regular en efectivo. Esto ponía en riesgo su residencia en la Royal Lodge, en los terrenos del Castillo de Windsor.
Sin embargo, un nuevo apoyo financiero apareció en el último momento, permitiendo al Príncipe Andrés permanecer en su residencia. La fuente de este financiamiento sigue siendo un misterio, aunque se sabe que su única fuente de ingresos estable es una pensión de la Marina Real. La situación ha generado presión del gobierno británico para que se revele el origen de estos fondos.
La salida de Sarah Ferguson de una entrevista recientemente, al ser cuestionada sobre la Royal Lodge, añade un nuevo capítulo a esta compleja historia financiera. El futuro económico del Príncipe Andrés, tras el cierre de Urramoor y la incertidumbre sobre el origen de sus fondos, continúa siendo un tema de debate e intriga.