Hablamos de una mujer que, en un contexto social complejo y marcado por la segregación racial en Estados Unidos, se atrevió a desafiar las convenciones. Su nombre, quizás no te suene familiar a primera vista, pero su legado es invaluable. Nacida hace 134 años, su obra sigue resonando en la actualidad, y ahora, gracias a la publicación póstuma de una novela, The Life of Herod the Great, su impacto se refuerza.
Esta nueva novela, una secuela de su obra Moses, Man of the Mountain de 1939, hasta ahora solo accesible para estudiosos, nos da una nueva perspectiva de la prolífica carrera de Hurston. Pero la importancia de este lanzamiento nos invita a explorar más a fondo su trayectoria, desvelando la riqueza de su legado.
En Mules and Men (1935), Hurston, descrita como “una joven mujer negra con educación universitaria [que] ha invitado al mundo exterior a escuchar mientras su propia gente es tan natural como nunca puede ser cuando los blancos están literalmente presentes,” nos sumerge en un mundo de folclore afroamericano. Con una urgencia palpable, recolecta cuentos populares, como los de Br'er Rabbit y Br'er Bear, con la determinación de preservarlos para la posteridad.
Su autobiografía, Dust Tracks on a Road, es una conmovedora narración de resiliencia. Criada en la “ciudad puramente negra” de Eatonville, Florida, Hurston relata su infancia y la dura realidad que enfrentó tras la muerte de su madre a los 13 años. Este relato de superación personal, marcado por trabajos extenuantes y diversas adversidades, la forjó como escritora. Su experiencia personal enriqueció su perspectiva, permitiéndole, en el contexto vibrante del Renacimiento de Harlem, observar y plasmar con agudeza la realidad social.
Como antropóloga, Hurston viajó sola en numerosas ocasiones, a menudo hacia el sur de Estados Unidos, donde el Ku Klux Klan representaba una amenaza constante. Para protegerse, llevaba una pistola junto con sus cuadernos. Gracias a una beca Guggenheim, viajó a Jamaica y Haití (1936-1937), lo que resultó en su obra Tell My Horse, un relato de viajes que, si bien despertó la fascinación por sus relatos de caza de cerdos salvajes, también generó controversia por sus descripciones de encuentros con zombis.
Su novela Their Eyes Were Watching God presenta a Janie, una protagonista que se asemeja a la propia Hurston, quien, inspirada en la mitología vudú y el espíritu haitiano de Erzulie, rechaza el papel que la sociedad le impone. Es una mujer que busca el amor y la pasión, pero que se encuentra atrapada en un ciclo de anhelo y seducción. La abuela de Janie, Nanny, ve a las mujeres negras como “la mula del mundo,” pero Janie se niega a ser una más.
Otro hito fundamental es Barracoon, publicado póstumamente hace seis años, que relata la historia de Cudjo Lewis (Oluale Kossola), considerado durante mucho tiempo el último esclavo africano sobreviviente que llegó a Estados Unidos. Este libro, producto de las entrevistas de Hurston con Kossola, es un testimonio desgarrador de pérdida y trauma, pero también una historia conmovedora sobre la amistad entre ambas figuras.
Finalmente, Hitting a Straight Lick with a Crooked Stick, una colección de 21 cuentos, refleja la agudeza de Hurston, mostrando la cultura afroamericana a través del amor, el odio y la resiliencia, con la frase clave de "buscar un camino donde no lo hay" y las experiencias de la Gran Migración.
La vida y obra de Zora Neale Hurston, lejos de ser un simple relato histórico, sigue siendo una poderosa fuente de inspiración para las nuevas generaciones.