En el centro de la tormenta se encuentran Justin Baldoni y Blake Lively, protagonistas de la adaptación cinematográfica de "It Ends With Us" de Colleen Hoover. Una demanda por 400 millones de dólares, presentada en el Distrito Sur de Nueva York, ha destapado una serie de acusaciones que han generado un terremoto en la industria. La querella, que abarca 179 páginas, involucra a Baldoni (también director), a la productora Jamey Heath, y a las publicistas Jennifer Abel y Melissa Nathan.
Según la demanda, las "decisiones creativas equivocadas" de Lively reflejaban una "falta fundamental de comprensión del libro en el que se basaba la película". "Esto no sorprendió a sus preocupados colegas, dado que, incluso en plena producción, Lively ni siquiera había leído el libro," se afirma en el documento legal. Un mensaje de texto de Baldoni a Heath incluido en la demanda revela que el equipo creativo leyó y releyó la novela de Hoover, combinando escenas para intensificar la tensión entre los personajes de Ryle Kincaid (Baldoni) y Lily Bloom (Lively).
El mensaje de Baldoni destaca la importancia de la comprensión del libro para interpretar la atracción de Lily hacia Ryle: "Mientras entiendo las razones de Blake para no querer leer el libro, éste hace un muy buen trabajo en adentrarse en la mente de Lily durante sus interacciones con Ryle, estableciendo el PORQUÉ de su atracción hacia él, lo que en última instancia nos ayuda a entender por qué se queda al final."
La novela, y la película, siguen la relación entre Lily y Ryle, donde el lado violento de él sale a la luz con el tiempo. Declaraciones anteriores de Lively a la revista PEOPLE, donde la actriz expresaba su admiración por el personaje de Lily y elogiaba el trabajo de Baldoni, contrastan fuertemente con las acusaciones actuales. "Lily resonó con una enorme cantidad de gente, como el éxito del libro dejó claro," dijo Lively en abril de 2024. "No hubo una parte de esta producción que ella no tocara y tuviera influencia. Y todo lo que ella puso sus manos y su mente, lo mejoró," agregó Baldoni en la misma entrevista.
Sin embargo, la demanda describe una situación distinta, alegando que Lively buscó un "control total sobre cada aspecto de la película", incluyendo vestuario, marketing, música e incluso la creación de su propio corte de la película, supuestamente ocasionando la pérdida de empleos.
La demanda también nombra a Ryan Reynolds, esposo de Lively, a su publicista Leslie Sloane y a la firma de relaciones públicas Vision PR, Inc. como demandados. Cabe destacar que Lively presentó previamente una demanda contra Baldoni por "conducta inquietante y poco profesional" en el set, incluyendo alegatos de acoso. La complejidad de este caso, con acusaciones cruzadas y millones de dólares en juego, promete mantener la atención del público por mucho tiempo.