El 20 de enero de 2025, la toma de posesión de Donald Trump para su segundo mandato como presidente de Estados Unidos marcó un nuevo capítulo en la historia del país. Entre los asistentes, figuras destacadas de la política, incluyendo al expresidente Joe Biden y la exvicepresidenta Kamala Harris.
Pero el foco se centró en una actuación particular: la de Carrie Underwood, la estrella de country, quien interpretó "America the Beautiful". Inicialmente prevista con acompañamiento musical, la presentación se convirtió en un emotivo a cappella debido a imprevistos problemas técnicos. Un detalle que, lejos de restarle valor, añadió un toque de espontaneidad y conexión con la audiencia.
"Ustedes conocen la letra," dijo Underwood a la multitud, invitándolos a unirse en el canto patriótico. La respuesta fue un coro unánime, mostrando un momento de unidad transpartidario en medio de un contexto político polarizado. Tras finalizar su interpretación, la cantante estrechó la mano del presidente Trump y del recién investido vicepresidente, JD Vance, antes de retirarse del escenario.
Días previos a la ceremonia, un vocero del Comité Inaugural Presidencial confirmó a PEOPLE la participación de Underwood. La artista, de 41 años, aclaró su decisión en un comunicado: "Amo a nuestro país y me siento honrada de haber sido invitada a cantar en la Inauguración y ser una pequeña parte de este evento histórico. Me siento humilde al responder a la llamada en un momento en que todos debemos unirnos en espíritu de unidad y mirar hacia el futuro."
En contraste con su participación, la cantante, conocida por mantener sus opiniones políticas en privado —"nadie gana," confesó en una entrevista a The Guardian en 2019—, ofreció un acto de simbolismo que trascendió las divisiones políticas, dejando una marca memorable en la ceremonia.
La elección de la Rotonda del Capitolio como escenario alternativo, debido a las bajas temperaturas, añade un elemento a considerar en la logística y la planificación de un evento de esta magnitud. La improvisación de Underwood, lejos de ser un contratiempo, se convirtió en uno de los momentos más recordados de la jornada.