La alfombra roja del segundo día prometía ser memorable, y no decepcionó.
En medio de un despliegue de estrellas, una figura cautivó todas las miradas: Angelina Jolie. No solo por su belleza innegable, a sus 49 años, sino por la distinción que la acompañaba. La actriz recibió el Premio Maltin Modern Master, el máximo honor del festival, un reconocimiento a quienes, según la organización, "han enriquecido nuestra cultura a través de logros en la industria cinematográfica".
Su aparición fue impecable. Un vestido blanco roto de seda, sin sostén, dejaba entrever sus tatuajes, mientras su cabello rubio caía en suaves ondas. Tacones negros de aguja y un discreto anillo de plata en el pulgar completaban un look sofisticado y sutilmente grunge, gracias a un maquillaje que combinaba sombras oscuras, rubor melocotón y labios brillantes.
Este reconocimiento llega tras su aclamada interpretación de Maria Callas en la película biográfica Maria, dirigida por Pablo Larraín. A pesar de las excelentes críticas, que calificaron su actuación como "la más alta de su carrera", la ausencia de una nominación al Oscar generó especulaciones. Algunas fuentes incluso apuntan a su reciente y mediático divorcio de Brad Pitt como posible factor influyente en la decisión de la Academia.
La ceremonia incluyó una retrospectiva de hora y media sobre su carrera, seguida de la entrega del premio por un "invitado especial". Jolie participó en una conversación con un moderador, revisando sus papeles más memorables a lo largo de tres décadas. La velada contó con la presencia de otras celebridades, incluyendo a Kathy Ireland y Ava DuVernay, quienes asistieron para mostrar su apoyo.
Independientemente de las ausencias o especulaciones, la noche en Santa Bárbara se convirtió en un triunfo personal para Angelina Jolie. Un homenaje a una trayectoria llena de éxitos, reforzada por este prestigioso galardón que celebra su innegable impacto en el cine.