Amigo de Liam Payne y empleados del hotel liberados de cargos por su muerte
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El fallecimiento de Liam Payne, el reconocido cantante de 31 años, conmocionó al mundo el pasado 16 de octubre de 2024. Su caída desde un balcón del hotel CasaSur Palermo en Buenos Aires dejó un vacío en la industria musical y un sinfín de interrogantes.
Inicialmente, las sospechas se centraron en varios individuos: Roger Nores, amigo de Payne; Gilda Martin, jefa de seguridad del hotel; y Esteban Grassi, recepcionista del CasaSur Palermo. A estos se sumaban Ezequiel Pereyra y Braian Paiz, acusados de proveer drogas al cantante.
Se les imputaron cargos de homicidio culposo, con penas de prisión que iban de uno a cinco años. Sin embargo, un reciente fallo de la Corte Nacional de lo Criminal y Correccional de Argentina ha dado un giro inesperado al caso.
La resolución judicial, a la que tuvo acceso Rolling Stone, exculpa a Nores, Martin y Grassi. "No se pudo probar que su accionar haya contribuido a la muerte de Payne", se lee en el documento. El juez argumentó que, si bien Nores había expresado sus preocupaciones por las adicciones de Payne en un correo electrónico a su padre ("No podré cuidar la salud de Liam", escribió en agosto de 2024), su responsabilidad no superaba la de la propia familia del cantante.
En contraste, Pereyra y Paiz continúan en prisión preventiva a la espera de juicio, enfrentando potenciales condenas de cuatro a catorce años por tráfico de drogas. La investigación apuntaba a que Payne consumía alcohol, cocaína y antidepresivos recetados, según los resultados de la autopsia. La causa oficial de muerte, dictaminada en una investigación británica, fue "politraumatismo".
La decisión judicial ha generado diversas reacciones. Nores, citado por Rolling Stone, expresó su alivio: "Estoy feliz de poder viajar al Reino Unido y despedirme de mi amigo". El caso, sin embargo, deja un regusto amargo, una reflexión sobre la complejidad de la adicción y sus consecuencias devastadoras.
El impacto de la decisión judicial se extiende más allá del ámbito legal, planteando un debate sobre la responsabilidad individual y colectiva en situaciones que involucran adicciones y posibles negligencias. El enigma de la muerte de Liam Payne, a pesar de las resoluciones judiciales, continúa resonando en la memoria colectiva.