Hugh Bonneville protagoniza Tío Vania: Una versión moderna y cautivadora

Hablamos de "Tío Vania", la obra de Anton Chejov, pero no cualquier versión. Esta producción, en el Berkeley Repertory Theatre y luego en el Shakespeare Theatre Company, cuenta con una adaptación del dramaturgo irlandés Conor McPherson, ubicando la acción en la Ucrania central de 1900. La dirección, a cargo de Simon Godwin, es el elemento clave que transforma una obra centenaria en una experiencia moderna y cautivadora.
Hugh Bonneville, reconocido por su papel en Downton Abbey, interpreta a Vania. Su actuación, lejos de ser una imitación, aporta una nueva dimensión al personaje. Un Vania desgarrado, sarcástico, que se enfrenta a la decepción amorosa con una levedad agridulce. Bonneville logra transmitir la frustración y el desencanto de Vania, sin caer en la exageración.
El elenco brilla con luz propia. Ito Aghayere interpreta a Yelena, la joven esposa del profesor Alexandre (Tom Nelis), no como una simple sirena, sino como una mujer compleja, frustrada, atrapada en un torbellino de emociones. Melanie Field, como Sonya, la hija del profesor, transmite una tristeza contenida, una resignación hermosa que conmueve al espectador.
La puesta en escena se complementa con una estética impecable. El diseño escénico de Robert Brill es aireado y elegante, mientras que el vestuario, obra de Susan Hilferty y Heather C. Freedman, crea un equilibrio entre la época de la obra y la actualidad. La música del chelista Kina Kantor, un miembro del elenco que acompaña la acción, le añade una profunda gravedad a la comedia humana.
Otros actores como John Benjamin Hickey (Ástrov), Sharon Lockwood (Maríya) y Craig Wallace (Telégin) aportan matices únicos a sus personajes, creando una sinergia que hace de esta producción algo excepcional. La adaptación de McPherson, en conjunto con la dirección de Godwin, evita las caricaturas y se centra en la psicología de los personajes, revelando la compasión y la precisión con que Chejov retrata la conciencia humana.
El resultado es una "Tío Vania" renovada, con una fluidez en el diálogo que sorprende. La adaptación se siente natural, y la química entre los actores es evidente, creando un universo teatral coherente y convincente. La obra, lejos de ser una simple representación, se convierte en una experiencia estéticamente unificada y emocionalmente resonante.