El oscuro secreto tras el éxito infantil de Yurem Rojas

La vida, en sus matices más inesperados, puede transformar incluso los escenarios más prometedores en un desafío de resiliencia y unidad familiar.
Yurem Rojas, actor reconocido por su participación en telenovelas icónicas como "Carita de ángel" y "Atrévete a soñar," comenzó su carrera a los seis años, participando en producciones como "Serafín" (1999). Su ascenso fue meteórico, protagonizando series como "De pocas pulgas" (2001) a una edad donde la mayoría de los niños solo piensan en juegos.
Detrás de las cámaras y los sets de grabación, sin embargo, Yurem mantenía un estricto equilibrio. “Mantenía un promedio escolar de 9.8. Si bajaba mi promedio, me sacaría de la televisión,” recuerda, haciendo hincapié en la condición impuesta por su madre para continuar con su carrera artística.
El dinero que ganaba, fruto de su talento precoz, estaba destinado a su futuro. Sus padres, con una visión a largo plazo, lo guardaban cuidadosamente. Pero la vida, como suele suceder, tenía otros planes.
Una crisis económica golpeó a la familia Rojas. El padre de Yurem perdió su trabajo en un gimnasio, y la madre enfrentó dos años de desempleo. La situación se volvió crítica, obligando al padre a recurrir a la venta de artículos en un tianguis para sostener a la familia.
Fue en este contexto que ocurrió un momento crucial, un hecho que marcó un antes y un después. “Un día, mi papá, llorando, me dijo: ‘Es que ya no teníamos de comer y tuve que agarrar de tu dinero. Yo me prometí que no lo haría hasta que crecieras, pero no tenemos dinero’”, compartió Yurem en el podcast “Auténticos.”
La respuesta de Yurem ante esta situación, lejos de ser un reproche, fue un ejemplo de madurez y comprensión familiar. “Somos una familia y el dinero es para la familia,” afirmó con una serenidad que sobrepasa su edad en ese momento.
Su historia trasciende la anécdota, revelando la intrincada red de circunstancias que pueden afectar la vida de un niño actor y el peso de la responsabilidad familiar en situaciones extremas. Un testimonio de resiliencia y unidad familiar, en un contexto que desmitifica la imagen idílica del éxito infantil.