Fallece Francisco Beverido Duhalt, pilar del teatro mexicano a los 76 años

"Perdimos no solo a un creador, sino a un arquitecto de sueños teatrales", compartió el fotógrafo Luis Antonio Marín al confirmar el deceso. Detrás de esas palabras late la historia de un veracruzano que, desde aquella primera adaptación escolar de El periquillo sarniento, supo que el teatro sería su lenguaje para dialogar con el mundo.
Los números apenas esbozan su grandeza:
Su aula fue tan vasta como su talento: desde las clases itinerantes del INBA hasta la dirección del Instituto de Teatro de la UV, donde moldeó a quienes hoy sostienen el teatro nacional. "Enseñaba a cuestionar antes que a repetir", recuerda Alejandra Serrano, una de sus alumnas en los talleres del IVEC.
El reconocimiento llegó en vida -Doctorado Honoris Causa en 2017, homenajes en teatros que llevan su huella-, pero su verdadero monumento está en esos momentos cotidianos donde exalumnos aplican sus enseñanzas: cuando un director elige arriesgar, cuando un actor prefiere la verdad al efectismo, cuando un dramaturgo escribe contra la corriente.
Quedan sus montajes legendarios como La noche de los asesinos, sus textos académicos, esa placa en el Teatro J.J. Herrera. Pero sobre todo, persiste esa frase que repetía a sus alumnos: "El teatro no se hace para decorar la realidad, sino para interrogarla". Hoy ese interrogador incansable se despide, pero las preguntas que plantó siguen germinando en cada función, en cada aula, en cada silencio cargado de significado.