Roberto Palazuelos revela sus humildes inicios como lavaplatos en Londres

La paradoja resume su pasado más desconocido.

En una charla con Miguel Ángel Mancera para La Saga, el empresario y actor confesó detalles íntimos de su juventud rebelde. "Yo quería ser artista, no abogado. Iba a clases en el ITAM y solo pensaba: ‘esto no me late’", reveló sobre su ruptura con las expectativas familiares. El punto de quiebre llegó con una llamada desde Europa: "El Burro Van Rankin me dijo: ‘hermano, vente para acá’".

Londres no fue el escenario de lujos que muchos supondrían:

• Compartía un minúsculo departamento con Van Rankin, durmiendo en sleeping bags sobre el piso.
• El baño quedaba fuera de la habitación, en condiciones precarias.
• Tras ser rechazado como mesero, aceptó lavar platos en un sótano junto a migrantes árabes y turcos.

La imagen contrasta con su presente: "Llegaba con mi Rolex a fregar trastes. Los compañeros lo mordían para ver si era falso", recordó entre risas. Aunque el reloj era auténtico —regalo de su padre—, el sueldo apenas le alcanzaba para el transporte. Con el tiempo, escaló a asistente de barman, pero la experiencia marcó su visión del trabajo.

Esos 11 meses en Inglaterra, lejos del dinero fácil, explican en parte su filosofía actual: "Ahí entendí que el éxito se construye, aunque lleves diamantes en el camino". Hoy, dueño de hoteles exclusivos y figura mediática, Palazuelos no reniega de sus días como lavaplatos. Más bien, los usa como prueba de que hasta los mirreyes más emblemáticos tienen una historia de humildad bajo el traje.

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