El productor musical, condenado a 50 meses de cárcel por violaciones a la Ley Mann, enfrentará cinco años de libertad supervisada con un régimen que incluye:
- Terapias obligatorias para adicciones y salud mental
- Monitoreo constante de medicamentos psiquiátricos
- Restricciones de movimiento y asociación
Lo que más llama la atención es el nivel de detalle en las condiciones: desde horarios fijos para tomar medicación hasta la prohibición de contactar con ciertas figuras de la industria. Expertos legales consultados coinciden en que este tipo de supervisión suele aplicarse en casos donde existe riesgo de reincidencia.
Mientras algunos celebran la decisión como un ejemplo de justicia restaurativa, otros ven en estas medidas un castigo prolongado que podría afectar permanentemente la carrera de uno de los nombres más poderosos de la música urbana. Lo cierto es que, cuando cumpla su sentencia carcelaria, Diddy cambiará los barrotes de acero por una vigilancia que no le dará tregua.
