México, Df
El gobierno entrante debe priorizar que muchos mexicanos más tengan acceso al servicio de internet
Internet llegó a México a finales de la década de 1980, junto con los cambios políticos, económicos y culturales que rearticularon el mundo. A 25 años de la primera conexión entre el Tecnológico de Monterrey y la Universidad de Texas, de acuerdo con cifras oficiales, solo 43 millones de mexicanos tienen acceso a la red, lo que equivale a 38% del total de la población.
Dentro de esta brecha se añade la generacional, ya que poco más del 70% de los internautas tiene menos de 34 años y, de estos, los que la han incorporado a su vida cotidiana y productiva son los jóvenes urbanos de mayor escolaridad.
Para la administración del presidente Felipe Calderón, me parece que el tema no fue prioritario, y para ello basta saber que la Agenda Digital fue dada a conocer hace apenas ocho meses.
Enrique Peña Nieto deberá apresurar el paso para superar el rezago del que dan cuenta diversos estudios globales, como el de la Unión Internacional de Telecomunicaciones, el Reporte Global de Tecnologías de la Información del Foro Económico Mundial y el de Gobierno Electrónico de las Naciones Unidas, entro otros, en los que el desempeño de México está por debajo de naciones de América Latina como Brasil, Uruguay, Chile y Colombia.
Durante su campaña, Enrique Peña Nieto propuso una Agenda digital por un México conectado, de la que destaco algunas propuestas que, considero, a partir del 1 de diciembre deberán traducirse en hechos:
1.- Plan Nacional de Banda Ancha. Internet es cada vez más veloz, móvil y multimedia y, por tanto, dependiente de la banda ancha. De acuerdo con el sexto Informe de Gobierno de Felipe Calderón, hay 20.3 suscripciones por cada 100 habitantes, porcentaje inferior con respecto a países de la OCDE, de la cual México es parte. Un operador tiene el 70% del mercado y esta falta de competencia desprotege al usuario mexicano que, según la OCDE, paga una de las tarifas más caras de banda ancha de baja velocidad.
2.- Instancia única para el desarrollo digital y un plan para digitalizar los servicios de gobierno. Considero que el Programa e-México, que implicaría la digitalización de los servicios que se prestan en los tres niveles de gobierno, se traduciría en eficiencia y sustentabilidad, pero sus desarticulados logros apenas los percibimos cuando pagamos impuestos. Una instancia articuladora resulta imprescindible no solo para la gestión, sino para que los ciudadanos puedan pedir rendición de cuentas, lo cual resulta casi imposible ante la dispersión de los programas digitales.
3.- Inclusión digital. La incorporación de los mexicanos a la Sociedad del conocimiento no solo requiere del despliegue de infraestructura y del acceso a la red, sino también de una estrategia de capacitación digital, única herramienta cualitativa que permite a los internautas darle un uso significativo a la tecnología. De nada sirven conexiones sin las competencias digitales para participar en las redes bajo valores como la legalidad y la tolerancia, para emprender y administrar una pequeña empresa o tomar un curso a distancia. Destaca la propuesta de campaña de crear una Universidad Nacional Digital.
4.- Competencia en el sector. En México, el servicio de internet se presta empaquetado, fundamentalmente a través de dos operadores dominantes de telefonía o televisión por cable, en lo que conocemos como triple o cuádruple play. Derroche tecnológico que contrasta con la falta de solidez de programas sociales y educativos de largo aliento para llevar internet hasta el último municipio del país. Resulta urgente el despliegue de infraestructura y un marco regulatorio eficaz que contemple la competencia y la convergencia.