CD. VATICANO
Benedicto XVI confirma obediencia a Francisco; éste le da trato de igual.
En un encuentro histórico y sin precedentes en 600 años, el papa emérito Benedicto XVI y su sucesor, papa Francisco, sostuvieron ayer un coloquio privado en la en la biblioteca residencia pontificia de Castel Gandolfo, durado 45 minutos, y juntos también rezaron en la capilla del mismo palacio apostólico.
El Papa argentino fue recibido por su antecesor en el helipuerto del palacio veraniego de los Papas. “El abrazo en el helipuerto entre el Papa y el Papa emérito fue muy bello”, comentó el portavoz de la Santa Sede, padre Federico Lombardi.
Ambos vestían una sotana blanca, pero Francisco llevaba una capa corta y la faja —ambos símbolos de su autoridad— y el Papa emérito ninguna de esas dos prendas, explicó el portavoz vaticano, agregando que durante el encuentro Benedicto XVI confirmó a su sucesor “su reverencia y obediencia”, mientras que Francisco expresó a su antecesor su “agradecimiento y el de toda la Iglesia por el ministerio desarrollado durante su pontificado”.
Lombardi detalló que cuando fueron a rezar a la capilla, Benedicto XVI le ofreció a Francisco el lugar de honor, un reclinatorio antes del altar que el Papa rechazó diciendo: “Somos hermanos, rezaremos juntos”.
El diario católico L’Osservatore Romano, que publicó un largo artículo sobre la histórica visita de Francisco a Benedicto XVI —la última vez que un Papa había renunciado fue en 1415, con Gregorio XII—, consideró que “estas dos palabras describen la atmósfera de este gran encuentro de los Papas”.
En el curso de su coloquio en la biblioteca, Francisco regaló a su predecesor una imagen de una virgen, la cual eligió, precisó el portavoz, “porque es la Virgen de la Humildad”. “Pensé en usted”, dijo Francisco a Benedicto XVI. “Usted nos dio muchas señales de humildad y gentileza durante su pontificado”, explicó Lombardi al narrar ese momento.
Un encuentro privado
Muchos y muy delicados debieron ser los temas abordados por los Papas en su reservadísimo coloquio. Se estima que pudieron hablar, por ejemplo, de la reforma de la Curia romana y el gobierno de la Iglesia, exigidos durante las congregaciones por muchos de los miembros del Colegio Cardenalicio.