BEIJING, CHI
De prosperar las metas comerciales, Canadá y México deberán aplicar cambios.
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, inició un viaje por Asia que forma parte de su política de “pivote” hacia la cuenca del Pacífico y puede tener consecuencias para la relación estadunidense con Canadá y México.
La gira del mandatario tiene metas comerciales y políticas declaradas que subrayarán el compromiso estadunidense con una región de muy alto crecimiento económico, donde hay una creciente competencia con la República Popular China.
Pero de concretarse, los fines del mandatario estadunidense tendrán impacto en la relación de su país con sus socios en el Tratado de Libre Comercio con América del Norte (TLCAN).
“Si se alcanzara un acuerdo sobre la Asociación Comercial TransPacífica (TPP), Canadá y México tendrán que adherirse a provisiones laborales y ambientales más fuertes y ejecutables”, indicó un reporte elaborado para el Congreso estadunidense.
Cierto que la autoridad para negociación (fast track o “vía rápida”) del Presidente está en duda, debido a la renuencia del Congreso a concedérsela, pero ni el mandatario ni sus voceros parecen dispuestos a omitir el tema en la gira de una semana que Obama hará por cuatro naciones: Japón y Corea del Sur, definidos por el asesor presidencial Evan Medeiros como “dos de nuestros aliados más cercanos en el mundo, así como por Malasia y Filipinas.
La gira en sí, precisó Medeiros, “es la más reciente manifestación del firme compromiso del Presidente hacia su política en el rebalance de Asia y el Pacífico. Estados Unidos está comprometido en lo que respecta al Asia-Pacífico y estamos ahí para el largo plazo. Éste es resultado de un cálculo de nuestros intereses económicos y de seguridad”.
En ese sentido, “el TPP podría tener implicaciones para el TLCAN en varias áreas, incluso derechos de propiedad intelectual, inversión, servicios, compras gubernamentales, así como provisiones laborales y medio ambientales”, precisó el reporte del Servicio de Investigación del Congreso (CRS, por sus siglas en inglés).
Una de las implicaciones, de acuerdo con el texto liberado el pasado 11 de abril, es la relevancia del Tratado de Libre Comercio con América del Norte, toda vez que desde su firma en 1994, los tres países han firmado acuerdos con otras naciones y en especial Estados Unidos, que ha ido más allá de lo convenido en el TLCAN, como ocurre en los convenios con Colombia, Perú, Panamá y Corea del Sur.
En contraste con la preocupación por la situación en Asia, la política en Norteamérica no parece despertar tensiones en la capital estadunidense.
Una reunión de ministros o secretarios de Energía de los tres países, convenida durante la “cumbre norteamericana” de Toluca, en febrero, está a la espera desde el lado canadiense de lo que pase con el gasoducto Keystone y del lado mexicano de la determinación de las leyes secundarias de la reforma petrolera.
Fuentes estadunidenses de alto nivel indicaron que el encuentro podría tener lugar el presente año.