México, DF.
Buscaba conseguir mejorar las condiciones de las personas en Medio Oriente.
Kenji Goto tenía mil razones para quedarse en su casa en Japón: una carrera exitosa, una madre que le adoraba, una esposa enamorada y un par de hijas pequeñas, la más pequeña de apenas tres semanas cuando se marchó.
Sin embargo, en su mente, él tenía una idea: entrar en Siria, devastada por la guerra. Fue fatal.
El experimentado periodista explicó por qué lo hizo en un video rodado en octubre, desde el sur de Turquía. Goto se sentía obligado a contar las historias de la guerra con su complejidad y la humanidad que el tema merecía.
“El pueblo sirio lleva sufriendo desde hace tres años y medio. Es suficiente”, explicó el periodista de 47 años de edad. “Así que me gustaría contar la historia de lo que ISIS quiere hacer”.
Goto cruzó la frontera hacia Siria y se dirigió hacia Raqaa, la capital de facto del grupo extremista islamista, a pesar del consejo de su amigo Alaaeddin Al Zaim, quien había estado con él en el país.
Al Zaim recuerda que advirtió a Goto, “no es seguro”. El periodista respondió que él no creía estar en peligro. Después de todo, su país natal, Japón —a diferencia del gobierno iraquí y la coalición internacional que lo apoya— no estuvo involucrado en la lucha militar contra el grupo terrorista autodenominado Estado islámico.
“Yo no soy estadounidense. No soy británico. Soy japonés”, dijo Goto, según Al Zaim. “Puedo ir”.
Al parecer se equivocaba.
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Un nuevo video de ISIS publicado el sábado muestra la presunta decapitación del periodista japonés. La autenticidad del video no fue confirmada de inmediato por CNN, pero los oficiales de Japón no pusieron en duda su aparente muerte.
“Estamos profundamente tristes por este despreciable y horrendo acto de terrorismo y lo denunciamos en los mayores términos”, indicó el primer ministro japonés, Shinzo Abe, en Tokio.
Atrapados tras entrar un territorio sirio controlado por ISIS
Goto había cubierto grandes noticias durante años, con la esperanza de hacer una diferencia en el mundo. Su trabajo era difundido por numerosas organizaciones japonesas, incluida la emisora NHK.
No tenía miedo de ponerse en peligro para contar una historia.